domingo, marzo 01, 2009

Guadalajara de noche, de León Leiva Gallardo


La aparición de Guadalajara de noche (Tusquets, 2006), la novela del hondureño nacido en Amapala, León Leiva Gallardo, representó una grata sorpresa para el mundo literario nacional (un paisano que publicaba en ultramar). Cuando el anuncio de su publicación circuló en los medios electrónicos recibí llamadas y correos en los que me preguntaban si sabía algo acerca de su autor o de la obra, y no me quedó más que asumir mi ignorancia. Acto seguido consulté con otros amigos y nadie me supo dar razón de la obra y de su autor. Luego encontramos las referencias completas en la red, pero fue apenas unos días atrás cuando, por gentil préstamo de Helen Umaña, la novela llegó hasta mis manos. Y la leí con verdadero gusto, disfruté mucho con su conocimiento (¿de primera mano?) de las mil y una manías del bolo, de sus gomas y desengomes. También resulta refrescante su desenfado, la agilidad de los diálogos y la manera sutil en que establece relaciones con la tradición literaria universal, con alusiones sesgadas y citas indirectas que revelan a un lector inteligente y culto. Tampoco hay que pasar por alto sus referencias a la patria que, por suerte, carecen de la sensiblería y los clichés producto de la famosa mezcla Cri-Cri con Silvio Rodríguez que se ha convertido en leit motiv de algunos “artistas” e “intelectuales” locales, que han hecho de las menciones a la identidad nacional, entendida como uno más de los “productos nostálgicos”, el negocio más rentable del mundo. Y no podemos menos que simpatizar con Leiva Gallardo, cuya “pinta” de Orson Welles fue advertida por Darío Cálix, y su manera de asumir el oficio literario como un ejercicio vital que nada tiene de glamoroso, alejado del servilismo mediático que otros fantasmones se obstinan en perpetrar. En palabras de Leiva Gallardo: “participar en cuestiones literarias me causaba un estorbito en el estómago y me llegaba a dar hasta basca. Todo lo literario me dejaba un sabor a hiel” (p.305). Por cierto, Leiva Gallardo publicó en el 2008 su nueva novela: La casa del cementerio, también bajo el sello de Tusquets y sobre la cual pueden leer algunas reseñas, como las de El Universal y La Jornada de Jalisco.

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