viernes, julio 31, 2009

Académicos hondureños claman por regreso al estado de derecho


Pie de foto
En la sesión especial sobre el golpe de Estado en Honduras los escritores hondureños: Héctor Leyva, Waldina Mejía, Julio Escoto y Rolando Sierra, junto a Jorge Rovira Más, sociólogo Catedrático Humbolt 2009 de la Universidad de Costa Rica expresaron sus puntos de vista (Foto Jorge Carvajal)

Mientras el presidente Manuel Zelaya intentaba ingresar a territorio hondureño por el paso Las Manos frontera con Nicaragua, decenas de manifestantes intentaban recibirlo y los soldados cerraban el paso para evitar su ingreso, un grupo de escritores y estudiosos hondureños seguían los incidentes del pasado 24 de julio desde Costa Rica.

Ellos hicieron una declaratoria de rechazo al golpe de Estado en Honduras durante la clausura del “II Congreso Centroamericano de Estudios Culturales: Políticas de la Identidad, del Cuerpo y de la Memoria”, que se realizó del miércoles 22 al viernes 24 de julio en la Universidad de Costa Rica.

El congreso que reunió a académicos y escritores de la región tuvo que ser trasladado a la UCR debido a la situación de inestabilidad política que se vive en Honduras, donde se había planeado efectuar la actividad organizada por la Universidad Autónoma de Honduras.

El encuentro finalizó el viernes pasado con una sesión especial sobre el golpe de Estado en Honduras donde tres escritores hondureños: Julio Escoto, Rolando Sierra y Waldina Mejía explicaron, como protagonistas y ciudadanos, algunas de las causas que llevaron a la crisis política en ese país y manifestaron su rechazo al golpe de Estado y al gobierno de facto instaurado en Honduras.

Los escritores calificaron el golpe como una táctica del congreso hondureño por mantener el poder de la élite, ante la amenaza de cambio que planteaba Manuel Zelaya. Así lo explicó Rolando Sierra: “Zelaya creo que es el primero que empieza a desafiar el tipo de gobernabilidad que de alguna manera veníamos construyendo en Honduras que es una gobernabilidad desde arriba, basada en un consenso, pero en el consenso de las élites y de los grupos de poder y él de alguna manera quiere romper con este consenso y esto se da en el marco de un país con unas instituciones débiles y politizadas.”

El escritor Julio Escoto apoyó la tesis de Rolando Sierra, apuntando que los cambios constitucionales que el Presidente Manuel Zelaya intentaba introducir mediante un referendo que sería consultado en la cuarta urna durante las próximas elecciones de noviembre puso en “peligro” el sistema actual. Los sectores beneficiados por el status quo como las compañías mineras, las trasnacionales de comidas rápidas y las grandes cadenas de radio, empresas banqueras, entre otras no quieren cambios y ninguna modificación de sus privilegios. Por eso, según el escritor, atacaron la idea de la cuarta urna, no permitieron ni la idea o el asomo de una posible constituyente que es un riesgo de cambio de sistema que podría reducirles sus ganancias. Escoto enfatizó la posición de él y sus colegas en esta situación e hizo una declaración absolutamente categórica: “nosotros no estamos peleando porque regrese Zelaya al poder…nosotros estamos peleando para que se vuelva al Estado de Derecho y lo hemos dicho incluso públicamente, si fuera al revés, si el que hubiera sido electo fuera Micheletti y le hubieran dado el golpe estaríamos defendiendo el regreso al Estado de Derecho”.

Denuncian corrupción
Por su parte, Waldina Mejía, quien es parte de la Asociación de Escritoras de Honduras y del Movimiento Amplio por la Dignidad y contra la Corrupción de ese país, denunció la corrupción que existe entre los grupos de poder, la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia, cuyos jerarcas son nombrados por el Congreso.

La escritora sostuvo que este golpe es de naturaleza militar y político y a la vez es un acto irracional del Congreso hondureño que no tiene forma de justificar lo que ha hecho.

Mejía además denunció que en Honduras el pueblo está incomunicado, los medios no informan y la única forma para enterarse de lo que sucede es por Internet, un medio que es exclusivamente de la élites de ese país, mientras que los pobres, que son el 62% de los hogares, no tienen acceso. A su juicio la desinformación y la falta de formación democrática permiten que el pueblo sea manipulado por las élites de poder.

Ruptura de la democracia
El Dr. Jorge Rovira Más, sociólogo Catedrático Humbolt 2009 de la Universidad de Costa Rica participó en este panel ofreciendo un recuento histórico sobre la consolidación de la democracia en Honduras.

El Dr. Rovira dijo que este golpe lesiona el proceso democrático que se venían produciendo en los últimos 30 años en Centroamérica y rompe con un ciclo durante el cual se han realizado 47 procesos electorales libres, periódicos y razonablemente no fraudulentos en la región.

El catedrático costarricense destacó algunas interrogantes sobre esta situación: ¿porqué no sometieron a Zelaya a un proceso judicial en lugar de sacarlo a la fuerza?, ¿cuál era la supuesta base social con la que contaba el Presidente para llevar a cabo su proyecto político?, para él es sorprendente que el conjunto de la institucionalidad hondureña se pusiera en contra de Zelaya, incluyendo cuatro de los cinco partidos políticos del país, el Congreso, el Ejercito e incluso el Cardenal y el Procurador de Derechos Humanos de Honduras.

El II Congreso Centroamericano de Estudios Culturales cerró con las palabras del Vicerrector de Investigación de la UCR, Dr. Henning Jensen Pennington, quien lamentó la situación que vive el pueblo hondureño. “Creo que ha llegado el momento histórico en que estas condiciones no deben repetirse, debemos luchar por la democracia en Centroamérica y América Latina, porque es la hora de la equidad, la justicia y la Libertad” afirmó.

El Dr. Jensen además adelantó que otras actividades académicas que se realzarían en Honduras en estos días han pedido traslado a la Universidad de Costa Rica.

lunes, julio 27, 2009

Vargas Llosa y el golpe. Roberto Quesada



“…una acción militar de una gran torpeza.”—Mario Vargas Llosa, El País, España.

Si hay alguien que respeto, y temo, por saber de golpes, dados y recibidos, es a Mario Vargas Llosa. Por lo mismo, allá en el teatro Repertorio Español (de Nueva York), tuve la cautela, una vez terminó su presentación sobre La fiesta del chivo, ya que estuve siempre al lado de su Patricia, de no acercármele mucho por si repetía su reconocida escena de propinarle, sin aviso, tremendo golpetazo a Gabriel García Márquez. Ese fue un golpe, casi de Estado, ¿o en Estado?

De hecho, allí lo entrevisté y luego escribí un artículo sobre su llegada a nuestro país, Honduras, a recibir un Honoris Causa. Claro, clarísimo que tuve protestas de escritores latinoamericanos de mi generación porque arguyeron que me extralimité en mi apreciación de Vargas Llosa. Por supuesto, mi respuesta fue la única: escribí sobre el Vargas Llosa novelista, no sobre el político. Y es verdad, hoy por hoy estoy escribiendo sobre el segundo.

Luego de que se asestara el golpe de Estado en Honduras, he estado pendiente de qué se le ocurriría decir a Vargas Llosa (y no crean, practiqué con mis palillos orientales cual Fujimori en contienda electorera, éste, el de Fujimori, fue el golpe que recibió), pues cuando se suceden este tipo de acontecimientos es hasta predecible lo que dirá el amigo Mario. Es de perdonarme que hasta ahora sepa del artículo de Vargas Llosa, pues como escritor, diplomático y, sobre todo, hondureño, he estado trabajando a contragolpe.

Para mi sorpresa, y la de muchos, Mario Vargas Llosa comienza su artículo titulado El golpe de las burlas (El País 12/07/2009), así:

“Despertar a un presidente constitucionalmente elegido a punta de bayonetas y enviarlo al exilio sin darle tiempo siquiera a cambiarse el pijama, como hicieron los militares hondureños con Manuel Zelaya hace dos semanas, es un acto de barbarie política y resulta justa la enérgica condena que este atropello ha merecido de Naciones Unidas, la OEA y de la mayoría de naciones del mundo entero”.

Por supuesto, nadie –sensato– va a pensar que Vargas Llosa seguirá por ese rumbo sino que buscará el tragaluz por donde si no justifica por lo menos insinúa que algo del golpe pudo tener razón… de ser, y dice: “Mel Zelaya, quien, en violación flagrante de la Constitución que había jurado respetar, se disponía a llevar a cabo un referéndum para hacerse reelegir, una pretensión que fue condenada por la Corte Suprema y la Fiscalía de la Nación, y por la que el Congreso hondureño había iniciado un proceso para destituirlo como jefe del Estado”.

No entiendo cómo un escritor de la talla de Vargas Llosa, eterno aspirante al Premio Nobel, puede caer a medio párrafo, en ridícula contradicción, por un lado asegura: “Mel Zelaya, quien, en violación flagrante de la Constitución que había jurado respetar…”. Y adelantito remata: “…se disponía a llevar a cabo un referéndum”. ¿Cómo es posible que alguien cometa una ‘flagrante violación’ cuando en realidad solamente se ‘disponía’? Es aterradoramente gracioso. De aquí lo único positivo que resulta es un consejo contundente a escritores y aspirantes: Nunca escriban con prisa, tómense su tiempo para que el cerebro trabaje. No obstante que ya casi los llamen de Estocolmo.

No tenía que leerlo para saberlo, donde Mario quería llegar era a la posibilidad, porque siempre que la tiene no la desperdicia, de arremeter contra su archienemigo, Presidente Constitucional Hugo Chávez. Y es que en realidad no es que él sea tan enemigo de Hugo Chávez sino de Fidel Castro, pero como nunca pudo con Fidel, al igual que cualquier recalcitrante cubanito exiliado de Miami, busca el desquite con cualquier amigo o relación cercana que le huela a Castro. Y, claro, tenía que aparecer: “Manuel Zelaya era la última conquista del caudillo venezolano. Lo había sobornado, al igual que a sus otros vasallos (el paréntesis es mío, vasallos es un neologismo con el que se editan las palabras Vargas Llosa: Vasallos) latinoamericanos, vendiéndole el petróleo de su país a precio de ganga y con créditos generosos”.

No se trata de que Venezuela ni ningún otro país soborne a nadie sino que un país pobre como Honduras tiene que abrir sus posibilidades: ¿qué importa si el petróleo viene de Venezuela?; ¿los electrodomésticos de los Estados Unidos? ; ¿si nos compra Taiwan o China? No, lo que interesa es que quien preside el país tenga la capacidad de mejorar el nivel de vida de los hondureños. Y aquí puede parecer cinismo, pero el fin justifica los medios. ¿O es que acaso Estados Unidos no tiene negocios con Venezuela y China? ¿No le obsequia combustible a los pobres del Bronx, Nueva York, el gobierno de Hugo Chávez?

Un ejemplo: Si de origen Vargas Llosa hubiese sido español, dudo que se hubiese nacionalizado peruano, pero, como dice el gran poeta ruso Evgenio Evstuchenko, en la “gran lotería biológica” le tocó ser peruano, pues que mejor que en el navío del prestigio literario se convirtiera en primer mundista. Ninguna crítica, sólo un recuerdo.

Es de esperarse, sin asombro, que Vargas Llosa ataque todo lo que considere cambio. Incluso a organismos como la OEA si respaldan algo justo como la condena unánime al golpe de Estado en Honduras, a su secretario general José Miguel Insulza, al ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), pero sí es extraño (¿o no?) que olvide, en Alzheimer programado, a Otto Reich, Robert Carmona, Illiana (no sé qué, ni me interesa). Los dos primeros anduvieron olfateando, reuniéndose con el germen del mal en Honduras, y los otros, los de Iliana, los han recibido en tierra de Obama (aunque duela y el gobierno de facto le llame: Negrito que no sabe nada de nada, que en su traducción del hondureño quiere decir: Negro ignorante), para conspirar y legitimar un golpe a la vida contra muchos pueblos.

Pero más allá de su insustancial artículo sobre Honduras, Vargas Llosa, si realmente fuese más listo, hubiese previsto (o quizá lo sabe y se hace el tonto) de que están aprovechando a Honduras para probarle el pulso a Venezuela. En descarada cobardía (palabras que parecen sinónimos), han huido derrotados de sus frustrados intentos de golpes de Estado y de magnicidio contra el presidente Hugo Chávez, y ahora utilizan un país pequeño y pobre, iletrado y asustadizo, para intentar coronar sus verdaderos propósitos que no son otros que la caída de Chávez. Quizá lo acontecido en Honduras en vez de llamársele golpe de Estado, sería mejor llamarle golpe Gestado.

En este sentido es comprensible que el presidente Zelaya intente entrar por cualquier frontera, con la respuesta a ese acto queda en evidencia una vez más la crudeza del golpe de Estado: se ordena de inmediato un nuevo estado de sitio a partir del mediodía; se amurallan las carreteras y se tienen retenidos a miles de compatriotas sin agua, comida y en deplorables condiciones de insalubridad; y se le prohíbe a la Primera Dama y a sus hijos reencontrarse con el presidente Zelaya. ¿Qué más muestras de tortura y abuso necesita el mundo para ser más contundentes en la búsqueda de una solución a ese asalto al poder?

A raíz de este golpe de Estado los países tendrán que buscar mecanismos más inmediatos, ya sea en alianzas o pactos o por resoluciones internacionales, como la intervención militar, para evitar que quienes atracan el poder en cualquier país utilicen, aprovechando la ignorancia y desarme del pueblo, a ese mismo pueblo como trinchera de sus pretensiones y acciones golpistas.

Este es el caso que en la actualidad vive Honduras, que la gran mayoría de los “manifestantes” que “respaldan” el golpe, van obligados, bajo amenaza de despedirlos de sus empleos, del chantaje, a otros les pagan valiéndose de la miseria, incluso, entre ellos se envían militares vestidos de camisetas blancas, y se usa cualquier tipo de artimaña intentando venderle la falsa idea al mundo de que los golpistas tienen masivo respaldo. En cuanto a la censura y atropello a la prensa no parcializada con el golpe, se ha dicho bastante pero aún falta mucho por denunciar. A los genios de CNN, por ejemplo, les sería fácil distinguir que los millares de manifestantes que esperan al presidente Zelaya están rodeados y encañonados por el ejército, mientras que en las “manifestaciones” pro golpe el ejército y la policía brillan por su ausencia.

Hondureños, no seamos idiotas, no caigamos en esta gran trampa de que se utilice nuestro país, que nos ridiculicen mundialmente por dar y respaldar golpes de Estado, cuando los propósitos reales están más allá, y dentro, de nuestras fronteras patrias.

Estamos como en la era de la Guerra Fría, sirviendo de tontos útiles. Regresemos a nuestra constitucionalidad y no dejemos que las delirantes pretensiones de otros conviertan a nuestro país en un escenario en donde tendremos que matarnos unos a otros por un pedazo de pan, solamente para que otros midan fuerzas. Experimenten.

Y como bien lo dice nuestro futuro premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa: “¿Qué se puede hacer para reconstituir la demediada democracia hondureña? Lo ideal, sería reponer a Zelaya en la presidencia”.

Por fin, políticamente, hemos coincidido en algo con don Mario.

Roberto Quesada: Premio Periodístico Jacobo Cárcamo 2009. Escritor y diplomático hondureño, autor de varios libros, entre los que destacan El desertor (1985), Big Banana (Seix Barra, 2000), Nunca entres por Miami (Mondadori 2002), Los barcos (Baktún 1988), La novela del milenio pasado (Tropismos, Salamanca 2005).

viernes, julio 24, 2009

Delitos de lesa cultura. Helen Umaña



Desde el punto de vista antropológico, el término cultura se refiere a todas las manifestaciones de la vida material (sembrar maíz, por ejemplo) y espiritual (escribir un poema, elaborar una teoría científica o trazar un grafiti contestatario) de una determinada comunidad. Vivimos y respiramos, pues, dentro de una cultura específica y singular que marca nuestra manera de proceder: gusto por determinados alimentos; parámetros para valorar una película o una canción; manera de vestirse; preferencia por determinados deportes, etc. Ella nos proporciona, pues, una especie de sello o divisa que nos identifica o individualiza frente a los demás. Para el caso de Honduras, inclusive, tenemos que hablar de una realidad multicultural.

Pero hablando en términos generales, la cultura se liga indefectiblemente al concepto de identidad nacional. Esto, no como una condición cerrada o acabada, sino como proceso: algo que siempre se enriquece o se renueva. Inclusive, que se deteriora o destruye (la conquista española aniquiló, mutiló o cambió la cultura de los pueblos indígenas: los lencas, por ejemplo, perdieron su lengua y, con ella, aspectos vitales de su visión del mundo).

Cae de su propio peso, pues, la importancia que la Secretaría de Cultura tiene en la vida de una nación. Justamente, de sus políticas depende la formulación y puesta en práctica de programas destinados a conservar y enriquecer la riqueza espiritual del país. Sólo los políticos torpes desestiman la función de argamasa intelectual y afectiva que, en el pueblo, representan las manifestaciones artísticas, literarias, etc. Por esta razón, cuando se nombra un gabinete de gobierno, colocan, para «dirigirlo», a personas con las cuales tienen que cumplir algún compromiso político o personal pero que, del fenómeno cultural, ignoran sus aspectos más elementales.

El régimen de facto, además del gran traspiés con el nombramiento de su primer canciller (el de las célebres frases, perlas de la diplomacia catracha, como la frase racista dirigida a Obama), está dando otra muestra del nivel intelectual de sus funcionarios. En reciente comparecencia, Mirna Castro, flamante ministra de «cultura» —de ignorado curriculum en materia científica, artística o literaria—, ante las cámaras televisivas del mundo, evidenció que nunca en su vida ha abierto un libro: condenó como subversivas obras fundamentales del acervo literario del país. Probablemente, como lo hicieron Juan de Zumárraga y Diego de Landa cuando quemaron invaluables códices indígenas, pronto organizará una gran pira con obras de «indoctrinamiento», como las siguientes: Memorias y apuntes de viaje, Todos los cuentos y Anecdotario hondureño de Froylán Turcios; Soy extranjero y ando de paso de José Roy Castro; Estampas de Honduras de Doris Stone (hija de Samuel Zemurray, magnate de las bananeras); Honduras de Luis Mariñas Otero; La inconformidad del hombre de Alfonso Guillén Zelaya; La heredad de Marcos Carías Reyes (sobrino y secretario del general Tiburcio Carías Andino); Mundo de cubos de Nelson Merren; Obra poética escogida de sus manuscritos de José Antonio Domínguez; Panorama de la poesía hondureña de Óscar Castañeda Batres; Soñaba el abad de San Pedro soñaba y yo también sé soñar de José Cecilio del Valle; Sueños de Merce de Mercedes Agurcia Membreño y otros muchos títulos de similar prosapia y de reciente publicación. Quizá el diccionario de autores hondureños de José González la puede ilustrar respecto de quiénes fueron esos «peligrosísimos» autores que, con toda seguridad, deleitaron a muchos de nuestros padres o abuelos.

Lo anterior, en el fondo, es risible y equivale a las célebres frases del Dr. Enrique Ortez Colindres. Si destruye o confisca esos libros, todos se pueden reponer en futuras ediciones. Lo más grave radica en otras decisiones que afectarán directamente al patrimonio histórico del país. Así, el Centro Documental de Investigaciones Históricas de Honduras (en donde se guardan periódicos y documentos fundamentales para el investigador científico y para el público en general interesado en el tema) piensa asignarlo a los Militares Reservistas para que monten un centro de operación militar. Si no se actúa con celeridad (y un llamado a UNESCO es perentorio), pronto, la Hemeroteca y el Archivo Nacional pueden ser víctimas de un saqueo y destrucción sin precedentes. Para miembros (visibles o invisibles) del gobierno de facto es urgente «borrar» pruebas irrefutables de un reciente pasado nada limpio. No es casual que uno de los primeros actos de la Sra. Castro fue el despido de la historiadora Natalie Roque Sandoval, celosa guardadora de ese patrimonio cultural.

Asimismo, dentro de esa ominosa política de arrasar con la cultura hondureña, se inscribe la reciente destitución de la Directora del Libro y del Documento, la Lic. Rebeca Becerra, una de las poetas con mayor fuerza expresiva en la actual poesía latinoamericana. Ella realizó una labor editorial destacada y es la responsable de la publicación de libros como los mencionados. El «¡Muera la inteligencia!», grito de guerra de todos los fascistas que en el mundo han sido, empieza a resonar en los pasillos de casa de gobierno.

Nubes negras se ciernen, también, contra las casas de la cultura, acusadas, por la desinformada ministra, de ser centros que dañan al país porque sobre ellos planea la nefasta sombra de Hugo Chávez. Afortunadamente, se localizan en ciudades del interior del país y cada comunidad sabe qué actos se han llevado a cabo bajo su alero protector (presentaciones de libros; talleres de pintura; sesiones de cine; clubes de lectura…). En otras palabras, sabrán detectar la magnitud de la mentira oficial.

Con pesadumbre, constatamos que Honduras ha entrado a una etapa oscurantista cuyos precedentes se remontan a la década oprobiosa del ochenta. El gobierno de facto, en materia cultural, ha tirado por la borda los progresos alcanzados durante las dos gestiones del Dr. Rodolfo Pastor Fasquelle al frente de la Secretaría de Cultura. Al respecto, baste citar el trabajo encomiable, aplaudido internacionalmente, del Instituto de Antropología e Historia, dirigido por el Dr. Darío Euraque. No nos engañemos. Signos nefastos como los apuntados indican que estamos en el umbral de una auténtica inquisición cultural.

San Pedro Sula, 23 de julio de 2009

martes, julio 21, 2009

Dos textos imprescindibles


Ninguno de sus autores necesita presentación, a lo largo de los años han dejado su impronta en la literatura y la historia. En esta hora aciaga, en el tiempo de los canallas, Helen Umaña y Rodolfo Pastor han levantado su voz con sabiduría y entereza, con la justa cólera que invadió a Zola cuando el caso Dreyfus. Sus palabras reivindican nuestro derecho a luchar por una sociedad más justa, por el retorno al orden constitucional, pero también levantan el índice acusador contra "el protagonismo de las botas", contra la complicidad y el cinismo de los periodistas, contra jueces prevaricadores y empresarios infames, dejando en evidencia a políticos corruptos, así como la hipocresía de cardenales, “apóstoles” inventados, falsos profetas y pistores. Para dejar constancia de su pensamiento libertario, herederos directos de Turcios y Molina, y a solicitud de amigos y compañeros, he colocado ambos textos en este blog.


El miedo a una palabra de dos letras
Helen Umaña


El 28 de junio venía de Guatemala con el único y exclusivo propósito de votar a favor de la cuarta urna. Veía, en ésta, la posibilidad concreta de un cambio hacia senderos de beneficio colectivo. Era el camino para modificar, con el consenso de todos los partidos políticos y de una amplia difusión y discusión (a través de los medios de comunicación, foros, comentarios, etc.), una Constitución cuyas lagunas son evidentes.

La ciencia dice que nada es estático y que todo lo hecho por el ser humano es susceptible de perfeccionarse. Manejar que la cuarta urna lo que pretendía era la reelección de Mel ha sido la distorsión más grande en la historia política del país. La hipotética Constitución se redactaría ya cuando Mel hubiese dejado de ser presidente. Su elaboración estaría, pues, en manos de diputados elegidos por quienes se acercasen a votar. De ahí que la propuesta de la cuarta urna prendiese, con tanto entusiasmo, en la voluntad de los sectores históricamente marginados: campesinos, obreros, grupos étnicos…

Por esa razón, cuando en el bus que me traía de Guatemala me enteré del golpe de Estado, el impacto emocional fue intenso. En esencia, abortar, con alevosía, la semilla de lo que pudo ser un encaminar al país por senderos de equidad y justicia. Darle un golpe de muerte a la posibilidad de un sueño factible: la construcción de una sociedad en donde, no como varita mágica sino como proceso de ardua construcción, se empezasen a solventar las necesidades más urgentes de comida, salud, educación y vivienda para la mayoría. Mel había dado el primer paso. Impedírselo, con el golpe de Estado, fue como abrir la puerta para llevar al país a una espiral de violencia cuyas consecuencias ya se empiezan a sentir: secuestros, asesinatos políticos y persecución a los disidentes. Una realidad que ya se ha instalado en el horizonte de la patria. Al amparo de la nocturnidad y la falta de energía eléctrica, la captura del artista de la caricatura Allan MacDonald (con todo y su hija de diecisiete meses); los asesinatos de Isis Obed Murillo (en el aeropuerto de Toncontín) y de Róger Ivan Bados González y Ramón García, miembros del partido Unificación Democrática (UD) son ominosas señales del abismo hacia el cual Honduras se encamina. A menos que prevalezca la sensatez (que pasa necesariamente por el restablecimiento del Estado de derecho), no es aventurado vaticinar que se está a las puertas de una vorágine social sin precedentes: la reactivación de la tenebrosa Doctrina de la Seguridad Nacional y, como lógica respuesta, la adopción de formas de lucha que llevan consigo incalculables cuotas de dolor y sangre. Una factura que, a la postre, pagará la sociedad en su conjunto. Al respecto, la historia de la humanidad es un espejo en el cual los sectores dominantes del país —por su inveterada miopía— todavía no se han visualizado.

La pesadilla que se repite. El protagonismo de las botas. Las imágenes de los militares apuntando, en posición de combate, a humildes mujeres, a jóvenes imberbes y a personas desarmadas son devastadoras. En Toncontín…, el sonido de las balas. El huir alocado de la gente. El ulular de la ambulancia. El cuerpo frágil sostenido por manos solidarias... Un revivir la estela de sangre y terror que han dejado en Latinoamérica los ejércitos nacionales. Ratificar que el monstruo sigue vivo, agazapado, listo a dar el salto y el zarpazo cuando los grandes consorcios internacionales y sus socios nacionales así lo indiquen. Desde siempre, el brazo armado del poder económico. Y, en niveles de alta graduación, ellos mismos convertidos en poder económico que actúa en defensa de sus intereses.

El contubernio iglesias-poder político. Es indignante el espectáculo de los pastores evangélicos y de la alta jerarquía católica encabezando y bendiciendo las marchas de la oligarquía. Con falaces mensajes bíblicos, violentando las conciencias para llevarlas a la posición política que les permitirá seguir medrando a la sombra de sus iglesias, no casas de oración, sino auténticos emporios económicos. Complementado, todo, con otro bochornoso espectáculo: en un Estado constitucionalmente laico, los «honorables» diputados y sus testigos de honor (Custodio, Aguilar Paz, Leitzelar, Mauricio Villeda, Irma Acosta de Fortín…) agarrándose las manos e inclinando la cabeza, pronunciando una oración en el momento mismo en que, enarbolando una falsa carta de renuncia, ratificaban su traición y consumaban el golpe de Estado.

La guerra mediática. En los meses precedentes al golpe de Estado, la oposición a Mel Zelaya llegó a niveles jamás vistos. Quizá, en ninguna parte del mundo, un periodismo como el hondureño. Especialistas en sesgar y manipular la información. Todos los días mintiendo flagrantemente. Conductores de programas radiales y televisivos moviendo la noticia hacia el lugar en donde sopla el dinero. Tergiversando los hechos para confundir al receptor. Al día siguiente del golpe, desde Radio América, llamando a encauzar el país por las vías de la «normalidad»: «Preséntense en las fábricas, en los negocios…»; «Dejémosle la política a los políticos y que los niños y maestros vuelvan a la escuela, los obreros a sus fábricas…»; «Aquí no ha habido golpe de Estado…»; «Aquí todo es normal»; «Es necesario producir…». En otras palabras, producir para seguir llenando los bolsillos de la minoría… La infamia revestida de amor patrio.

La ambigüedad e indiferencia de la máxima casa de estudios. Duele el comunicado gallo-gallina de las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, institución, en horas más lúcidas, a la vanguardia del pensamiento progresista y democrático. ¿Dónde el análisis de la crisis social y política? ¿Dónde el comunicado orientador para un pueblo carente de instituciones que salvaguarden sus intereses? ¿Cómo puede hablarse de vinculación universidad-sociedad si se evade el compromiso del análisis y del mensaje clarificador? ¿En qué momento se extravió el rumbo de la dignidad?

El manipuleo lingüístico. Desde la espuria sesión del domingo cuando se nombró presidente a Micheletti, éste insistió en que no era un golpe de Estado y lo llamó «un acto de sucesión presidencial». El lenguaje designa realidades y, en función social, no es un instrumento de uso antojadizo. Como se lo hizo ver un corresponsal español, cuando un contingente armado asalta la casa del presidente; lo secuestra y lo envía, contra su voluntad, a Costa Rica, eso sólo puede llamarse golpe de Estado. Aquí y en cualquier parte del mundo. Por más que los medios, los funcionarios y los diplomáticos desleales, mentirosos y oportunistas repitan las palabras del usurpador. El inútil querer tapar el sol con un dedo. La comunidad internacional y el pueblo, que no es el ignorante que muchos creen, lo saben.

El papel de comparsa a que se redujo la querida figura de Ramón Custodio, ¡a quien tanto debo en lo personal!, pero a quien, por respeto a mi propia conciencia, tengo que referirme al haberlo visto en el más triste papel de su carrera! ¡Que es mejor que a Mel lo hayan enviado a Costa Rica ya que, por lo menos, está vivo!, dijo. La cuestión de fondo es el acto ilegal que con él se cometió. Eso era lo que había que condenar.

Nunca, con su presencia (es el Comisionado Nacional de Derechos Humanos), avalar la monstruosidad jurídica perpetrada contra un presidente legítimamente electo. Y, como broche de oro: afirmar que eran balas de goma las que usó el ejército la tarde en que, violando la Constitución, vedaron el aterrizaje de Mel en Toncontín. De goma, pero acabaron con la vida de un joven de diecinueve años. (¡Con una humilde «burrita» aguantó las largas horas de espera con un único propósito: vitorear al presidente en el cual había cifrado la esperanza de un mañana mejor! Su pequeña pero gran odisea desde su remoto pueblo y las palabras de su digno padre explicando sus móviles son signos entrañables que hablan de ilusión en un futuro más humano y más digno…, pero también de sueños rotos por la brutalidad represiva…).

En un pueblo hambriento (hace pocos días una campesina, como no había dinero para comprar maíz, para fabricar tortillas, echó mano del que ya estaba «curado» para la siembra; resultado: tres hijos en el hospital y el de cinco años, en el cementerio), en donde el abismo entre ricos y pobres cada vez se hace más profundo y que, por lo mismo, no es cuestión de borrarlo con abrazos de paz y de reconciliación de la «familia hondureña», según cantan los defensores del golpe, la cuarta urna era una opción para intentar cambios positivos. Nunca, al pueblo llano (ese que es marginal y vive en los bordos y en los barrancos de la miseria), se le había dado la oportunidad real de expresar su sentir. Y, con el «Sí», la posibilidad de mejorar un instrumento (una nueva Constitución) que guiase la vida futura de la nación. Lo reiteramos: todo es susceptible de perfeccionarse. Máxime tratándose de la Carta Magna en donde las cuestiones son trascendentales en la cotidiana construcción de la república. Pero los sectores de poder (especialmente la clase política enquistada en el Congreso y que ha esquilmado el erario a través de las grandes erogaciones que se les otorgan a los diputados, supuestamente para obras de beneficio en sus comunidades) le temieron a la avalancha de un «Sí» popular. Sospecharon —con razón— que podía representar el fin de sus incalculables dividendos. El golpe de Estado fue su manera torpe y desesperada de oponerse a la incontenible marea humana que cada vez es más consciente de sus verdaderos intereses y de la mejor forma de defenderlos. Para muestra, una consecuencia inmediata: en un santiamén se hizo añicos la base social de los partidos políticos responsables de la acción delictiva.

Estamos, pues, frente a estatuas con pies de barro. Su desmesurada reacción ante la crucial pregunta de la encuesta abortada revela su debilidad. Son poderosos y se amparan en las múltiples redes nacionales e internacionales que propicia el dinero…, pero le temen al pueblo. Saben que éste es mayoría y que, en justa lid, ellos llevan las de perder. Esa es una de las grandes lecciones que, de estos días trágicos, se debe extraer. Aunque lenta, la rueda de la historia nunca se detiene.

Desde hace treinta años, sólo he escrito sobre arte y literatura. Pero la ruptura del orden constitucional y el descaro con que actuaron Micheletti y sus socios golpistas me sacaron de la voluntaria torre de marfil. Las alucinantes imágenes de esa sesión grotesca en que se le dio un golpe de muerte a la débil democracia hondureña me han confirmado que el artista y el intelectual no pueden esconderse en una pretendida neutralidad. Tratándose del bienestar colectivo no hay apoliticidad que valga. El silencio equivale a aquiescencia y complicidad. Por lo tanto, tomo partido. En los momentos decisivos —cuando está en juego el devenir de los años futuros en Latinoamérica— a lo estético, se sobrepone la opción ética. Y ésta me dice, con claridad meridiana, de qué lado están la razón y la justicia.

Mis palabras no pretenden formular un análisis de la situación (para eso están los sociólogos y politólogos). Pero externar mis sentimientos es una necesidad vital y perentoria. Por un lado, un profundo dolor por el cúmulo de signos negativos que saturan el ambiente. Por el otro, la esperanzada convicción de que los sectores marginados, aún con tropiezos y dificultades, siempre encuentran la ruta hacia mejores derroteros. Nunca camina en reversa la rueda de la historia.
San Pedro Sula, 30 de junio- 14 de julio de 2009.


Yo acuso
Rodolfo Pastor


Ante el Tribunal Supremo, que es el de la historia, yo acuso de traición a la Patria a quienes, de distintas formas, han participado en el golpe que viene de perpetrarse contra José M. Zelaya, a quien Honduras eligió para presidirlo por cuatro años y a quien unánimemente respalda la comunidad de las naciones.

Acuso a Romeo Vásquez Velásquez --quien se impostó, hasta las ultimas horas de su mandato legitimo, como amigo del Presidente y soldado disciplinado-- de haber planeado y ejecutado este golpe traidor y violento, conjuntamente con los generales del Estado Mayor, instrumentando a un Congreso títere y las instituciones que dependen de el, movido del amor propio herido por su destitución, invocando la “ilegalidad” supuesta de la encuesta, según fallo amañado, para ejecutar el “crimen” imperdonable del secuestro de su Comandante en Jefe, para lo cual después ha fingido que disponía de una “orden de captura”, la que desmiente el juez. Y lo acuso, General de ordenar la represión que se agrava, las detenciones ilegales, los retenes violentos, los heridos y muertos que pudiera haber. Sobre su cabeza Señor.

Acuso a su cómplice Carlos Flores Facussé, de haber ideado el golpe y conspirado con y alentado a las fuerzas golpistas como antes de el, hizo su padre otrora, por haber fraguado desde hace meses --conjuntamente con José R. Ferrari y adláteres y Jorge Canahuati, de la misma casta-- la campaña publicitaria dirigida a amplias capas de opinión publica ingenua, contratando en Miami a expertos sobre guerra sicológica, para bombardear a la población con mensajes oscurantistas, falsedades repetidas mil veces y fabricaciones, valiéndose de la ignorancia y la ingenuidad que genera el sistema, en una campaña de desprestigio del gobierno y de intimidación de quienes pudieran participar de la encuesta que ejecutaron sin escrúpulo, en preparación del golpe. Y lo acuso a Carlos Flores de esconderse ahora y fingir inocencia cuando sus títeres han jugado papeles estratégicos en el golpe. A los adláteres de Flores: Elvin Santos y Roberto Micheleti B. precandidatos -inconstitucionales ambos- en las internas y a los diputados sinvergüenzas, que se prestaron a la maniobra de los militares en cuyas manos han quedado, perfectamente inútiles, y a los candidatos a las diputaciones y alcaldías que siguieron su instrucción de sabotear la encuesta y que recibirán el castigo implacable de nuestros correligionarios conscientes de su gran traición al Partido, al igual que E. Ortez Colindres, ese basilisco. Los acuso de haber destruido el Partido de mis ancestros, de haberlo enterrado todavía con vida, si bien herido.

Acuso a Pepe Lobo, a Rafael L. Callejas y Rodolfo Irías Navas que fraguaron la estrategia oportunista e irresponsable del Partido Nacional frente a la crisis, bajo el supuesto de que, al quedar despedazado el adversario, ellos eran los gananciosos y ganadores, sin reflexionar sobre el desprestigio en que incurrían con los votos unánimes del Partido Nacional a favor de aceptar primero un asalto, luego una falsa renuncia y después una destitución ilegal del Presidente. De modo que si alcanzara un día la suprema magistratura del país, el P.N. estará sujeto al mismo procedimiento y tendrá la obligación de complacer al círculo más oscuro del poder real para conservarse en “el poder”.

Acuso, ante esa instancia superior de la posteridad y la historia, a estos jueces prevaricadores, que siguieron las instrucciones de sus amos y padrinos políticos para producir fallos inicuos y ridículos, que traicionan la representación del Estado, inventan sentencias para encubrir sus crímenes y un nuevo tipo de delito que se pudieran cometer hipotéticamente en el futuro, que pretenden vedarle al pueblo su derecho a la libre expresión e intervienen en el Poder Ejecutivo.

A los empresarios de las organizaciones patronales COHEP, CCIC, ANDI, FENAGH que, pese a que parte de su membresía (me incluyo) disiente, le quieren dar una pretendida legitimidad al golpe; y que invocan la democracia y la legalidad y la paz social en el momento de promover un golpe que da al traste con las condiciones necesarias para defender esas banderas. Que inducen la manipulación de opinión pública, obligando a sus empelados a marchar para Micheletti y que han confesado (doy fe) estar financiando grupos de choque, provocadores, para infiltrar y desarticular manifestaciones en defensa del único gobierno legítimo, y así justificar su represión. Y a su hueste que cínicamente se felicita de defender sus intereses mezquinos. Prepárense a pagar el precio, ya que nadie mas tiene como.

Acuso a los periodistas que se han convertido en cómplices de crímenes contra la república, demostrando al final su cinismo, no cuando adoptan una posición (a la que tendrían todo derecho) si no cuando –sistemáticamente- manipulan los hechos que es su obligación trasmitir con objetividad, cuando los ocultan o los inventan y cuando sesgan sus reportajes para glosar los actos mas viles de los golpistas y denigrar aun las intenciones mas nobles del movimiento popular, incitando a la irracionalidad y al golpe, como han hecho varios de los mas connotados. Te acuso a ti Rodrigo, a ti Renato, Edgardo, Alfredo, tocayo. ¡Vergüenza! De golpistas. A los ideólogos y exégetas del golpe, a Leitzelar, Valladares. Y a los intelectuales que esgrimieron posiciones académicas pretendidamente neutras, inmorales en su contexto porque se trataba de escoger entre el bien y el mal, como ocurre.

Acuso a esos “apóstoles” inventados, falsos profetas y pistores en vez de pastores que invocaron en vano el nombre de Dios en contra de una propuesta cívica de reforma social, de democratización y moralización de la sociedad hondureña, que han querido politizar los símbolos sagrados y que ampararon y bendijeron a las fuerzas mas oscuras y corruptas y violentas; que manipularon a sus feligresías y después justificaron el golpe y la represión y que ahora nos piden que prevengamos un “baño de sangre”, como si los armados no fueran sus tropas. A esos fariseos que se llenan la boca para ensalzarse a si mismos, fanáticos de la falsa religión, el negocio vil de vender y comprar (a cualquier precio puesto que no cuestan nada sus fruslerías) el cielo y el infierno, con cuyo temor manipulan a sus auditorios. ¡Que se pudran en el infierno! Porque, como dice el padre Milla, el maridaje del dinero y la religión es el peor sacrilegio.

También acuso de traición a esa gente de cabeza hueca de nuestra clase media, que le dio cuerda a estas mentiras y colocó su tranquilidad pequeñoburguesa por encima de los principios que les enseñaron sus mayores, de justicia y decencia y sensibilidad con el sufrimiento del más humilde. Y que le ha servido de carne de cañón mediática, de bálsamo e incienso al golpista, usurpador.

No olvide nadie su infamia de sepulcro blanqueado, su condición de bestia apocalíptica disfrazada con piel de oveja, su perversidad que finge inocencia. No los perdonemos ni a sus sucesores por tres generaciones, para que la memoria de su maldad escarmiente.

sábado, julio 11, 2009

Mi único delito


Quizás el "Yo acuso" de Rebeca Becerra no necesita introducción, tal y como apareció en mimalapalabra, pero conozco a Rebeca y me siento orgulloso de haber sido su compañero de trabajo, entonces "nobleza obliga" y debo elevar mi voz para denunciar el abuso que se ha cometido en su contra y ofrecer el abrazo solidario a la profesional íntegra y dedicada, a la poeta de voz inclaudicable, a la infatigable trabajadora de la cultura cuyo sueño era que hasta el más humilde de nuestros compatriotas pudiera acceder al universo milagroso de los libros y las bibliotecas. Recuerdo que hace poco me comentaba, con la voz llena de emoción, acerca de la biblioteca que acababan de inaugurar en Gualcinse, así como del entusiasmo de los pobladores; también hablamos del programa "Círculos de Lectores", que la Dirección Regional de Cultura mantiene desde hace tres años en la región noroccidental y que Rebeca apoyó con amplitud y diligencia, al igual que su antecesor en el cargo, el también poeta, y doctor en literatura, José Antonio Funes.

Por todos estos antecedentes, y porque conozco a Rebeca, no me sorprende que en esta hora de ignominia no haya dedicado más espacio en su carta a los traidores, ni se haya molestado en dar sus nombres (pero estamos al tanto de sus artimañas de víbora, disfrazados de un falso amor por la poesía y lo popular); tampoco desconocemos que han intrigado para que salga de la SCAD Isadora Paz, reconocida artista de la danza y dedicada profesional, con estudios de postgrado en gestión cultural, quien ha dirigido con notable éxito la Unidad de Planeación, Evaluación y Gestión, y también sabemos de las listas que han elaborado con la sucia diligencia de "orejas" de la extinta DNI, donde enumeran a los empleados de la SCAD que han cometido delitos similares a los de Rebeca e Isadora. Para ellos no queda más que el asco, porque como bien advierte Rebeca: "el mal no me lo hacen a mí ni a mi familia, si no a la CULTURA Y A NUESTRO PUEBLO."

Mi único delito
Yo Rebeca Becerra, acuso a Mirna Castro, a Juan Fernando Ávila Posas, dizque Secretaria de Estado en el despacho de Cultura, Artes y Deportes y el otro Viceministro de Cultura; y todos aquellos que por medio de la traición han enfrentado al pueblo hondureño, los golpistas que juzgará la historia, y que están haciendo retroceder el estado de democracia que se desarrollaba en mi país. A los traidores y traidoras que dentro de la Secretaría fraguaron mi salida, estos y estas también arrastrarán en su conciencia hasta el día de su muerte la traición, no se les puede llamar de otra manera más que cobardes, cómplices del gobierno de facto.

Los denuncio por haberme, ilegítimamente, depuesto de mi cargo de Directora General del Libro y el Documento de esta Secretaría; por atrasar los procesos culturales emprendidos, por atentar contra la cultura.

Mi trabajo era llevar libros a los municipios más pobres de Honduras organizando bibliotecas (20 bibliotecas organizadas en menos de 2 años) en municipios donde nunca se había presentado un encargado de gobierno, de llevar el Bibliobús (promoción a la lectura) a los niños descalzos que no pueden acceder a un simple libro por la pobreza en la que viven. Mi trabajo se basó en impulsar un proceso de modernización en la Biblioteca, Archivo y Hemeroteca Nacionales, un proceso de digitalización que hoy peligra porque la ignorancia impera en el país. En fortalecer la Agencia Nacional del ISBN y atender hasta donde fuera posible las demandas de las dependencias a mi cargo.

Mi trabajo se basó en poner a trabajar gente que pernoctaba en sus cargos sin producir nada para el país, en despedir corruptos que se robaban los pocos recursos con que cuenta la Secretaría. En gestionar recursos para las dependencias. Se basó en imprimir libros, ¿acaso imprimir libros es un delito?, en apoyar a autores y autoras nacionales por medio de la compra de sus obras literarias para suplir la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. En representar a mi país en el exterior dignamente. En hacer visible una dirección que agonizaba por falta de iniciativa, de visión y de compromiso.

Mi trabajo era apoyar a personas que venían del interior del país de colegios y escuelas públicas a solicitar libros para tener que leerles a sus alumnos. Personas sin recursos, que llegaban sin comer y que no podían irse con las manos vacías. Mi sensibilidad iba más allá de mi cargo como funcionaria pública hasta ofrecer parte de mi pago salarial para actividades y personas.

En apoyar a las y los artistas con producción de afiches, trifolios, etc. Nadie se fue de la Dirección General del Libro y el Documento con las manos vacías. Mi trabajo era mi compromiso con la cultura y con mi patria. Lo cumplí con honradez y entrega, sacrificando mi familia, trabajando horas extras, sábados y domingos y más allá del cansancio.

Gracias a los que me acompañaron en esta lucha a favor de la cultura, a los Coordinadores y Directores que creyeron en las directrices; los exhorto a seguir adelante, no dejemos morir este trabajo que nos ha costado tanto sacrificio. Gracias a aquellos y aquellas que dentro de la Dirección General del Libro y el Documento, al Sindicato de la SCAD y otros/otras que no quiero mencionar, porque me da asco, traicionaron este proceso cultural que se llevaba a cabo a favor del patrimonio bibliográfico y documental de la nación, el mal no me lo hacen a mí ni a mi familia si no a la CULTURA Y A NUESTRO PUEBLO.

Licda. Rebeca Becerra
Directora General del Libro y el Documento-SCAD
Secretaria Nacional de Cultura-CECC/SICA

jueves, julio 02, 2009

La fuerza necesaria y la objetividad periodística


La actual crisis en Honduras, tras el golpe de estado del pasado 28 de junio contra el presidente Zelaya, ha motivado a las agencias extranjeras a destacar enviados especiales para que analicen con objetividad la situación, en vista que la prensa nacional, salvo rarísimas y honrosas excepciones, ha manejado una posició sesgada, del lado de los golpistas y de los partidarios del gobierno de facto. Por ejemplo, la tarde de hoy en una cadena de radio cubrían el tema de los manifestantes heridos durante las protestas en San Pedro Sula, pero ¡sólo entrevistaban a los oficiales de la policía! Obviamente, los jefes policiales aseguraban, en un galimatías deplorable, que no habían golpeado a los manifestantes, pero que sí habían utilizado "la fuerza necesaria" (¿?) (Favor ver foto arriba para ilustrar dicho "criterio"). Mientras tanto, un corresponsal de Radio Progreso destacado en San Pedro Sula informaba desde el lugar de los hechos y confirmaba la gran cantidad de heridos que habían ingresado al hospital Mario Rivas.

Y así hemos estado desde que comenzó este viacrucis para el pueblo hondureño; mientras tanto, algunos medios europeos, como El País de España, demuestran su desconocimiento de la realidad nacional al plantear una encuesta por internet para conocer la opinión del pueblo hondureño sobre la unánime condena internacional contra los golpistas; lo risible es que la mayor parte de nuestros connacionales no tiene acceso a internet, entonces los votos que reciban provendrán masivamente del mismo sector pudiente que está de acuerdo con la expulsión de Zelaya.

"Cosas veredes, Sancho amigo..."

Pero volviendo al tema, una muestra del trabajo de los enviados especiales puede leerse en la Agencia de Noticias de la República Argentina. La nota completa pueden leerla aquí, y abajo pueden ver un extracto.

"...la batalla que Zelaya está ganando por mucho en el exterior con el respaldo a su figura de la ONU, OEA, MERCOSUR, Alba, Unión Europea y Estados Unidos, se invierte cuando se palpa la realidad local. Es que en este territorio de poco menos de 8 millones de habitantes y en donde más del 60% vive en la pobreza según datos de la CEPAL, casi todo el aparato informativo y periodístico está volcado a defender la asonada militar. No hay noticiero televisivo que deje de tratar a Zelaya como un delincuente, que niegue la caracterización de "golpe de Estado" y que llame a la población a no sumarse a los "subversivos" que sólo intentan "instaurar el caos" en el país. Las alusiones al destino divino de los golpistas porque "actúan de acuerdo a los preceptos de la Iglesia" y los mensajes de calma bajo la fachada de que la dictadura se comprometió a convocar a elecciones "en tiempo y forma", se encuentran en cualquier conductor de informativo. Uno de esos noticieros fue más allá aún y lanzó una encuesta para saber "si los hondureños están de acuerdo en dejar entrar a los enviados de la OEA", bajo un argumento tan lineal como arcaico: José Miguel Insulza, su titular, pertenece al Partido Socialista chileno y por ende la resolución que impulsó contra el golpe "fue meramente ideológica". Frente a esto, los seguidores de Zelaya parecen David ante al gigante: salen con las caras tapadas para evitar que los reconozcan, no tienen líderes visibles porque están amenazados, no programan actividades porque se las prohíben y entonces optan por la sorpresa y el modo de comunicarse se limita al viejo graffiti y la pedrada. Muy poco frente al aparato oficial, sobre todo si se tiene en cuenta que los pocos medios que se animaron a enfrentar al régimen sufrieron persecuciones, amenazas, encarcelamientos y hasta terribles golpizas, tal como le sucedió a un colega radial de la ciudad de San Pedro Sula..."

miércoles, julio 01, 2009

Humor en medio de la crisis



Y es humor del bueno: inteligente, perspicaz, irónico, con la marca inconfundible del caricaturista sampedrano Luis Chávez. Los derechos, obviamente, pertenecen a su autor y al medio, Diario Tiempo, que lo difunde; pero creo que no habrá problema por compartirlo con las mentes libres de Honduras y del mundo.