Anagrama editará 'El Tercer Reich', reza la nota firmada para El País por Carles Geli desde Barcelona, donde da cuenta de algunos entretelones de la novela “Bolaño y sus inéditos”, lo que da pie para pensar que se deberá hacer acopio del salvajismo de una legión de detectives para indagar en las mil y una manipulaciones que Wylie, López & Co. han fraguado para seguir engrosando sus bolsillos a costa de la explotación grosera y vulgar de la figura (y obra) de Roberto Bolaño.
Y para dejar constancia en el archivo, reproduzco a continuación la nota completa, seguida de algunas reflexiones (tomadas de un artículo publicado en La Jornada) en las que se incluye a Carmen Pérez de la Vega, la compañera sentimental de Bolaño al momento de su muerte, que ayudan a entender los elementos “sentimentales” presentes en esta madeja editorial:
Anagrama editará 'El Tercer Reich'
El legado Bolaño tiene diversos frentes. Al sonoro cambio de agente literario (de la todopoderosa oficina de Carmen Balcells a la del chacal Andy Wylie), se añade la hoy ya irresoluble polémica sobre si el autor, detallista hasta lo enfermizo, hubiera permitido que su viuda fuera desempolvando manuscritos de sus cajones.
El primer resultado de ese rebuscar se dio en la pasada Feria del Libro de Francfort, donde del catálogo de The Wylie Agency destacaba El Tercer Reich, una novela "completa" mecanografiada "pero meticulosamente corregida a mano". Es puro Bolaño porque hay una especie de detective literario, personajes extravagantes y un sinfín de referencias literarias. A saber: Udo Berger, que querría ser un gran escritor pero que se ha de conformar con ser el campeón de juegos de guerra de Stuttgart, decide ir al hotel Del Mar de la Costa Brava junto con su nuevo amor, Ingeborg, para entrenarse con un nuevo juego, El Tercer Reich, y preparar así un torneo internacional. Todo correcto hasta que el marido de la pareja germana que acaban de conocer desaparece.
Tras siete meses de arduas negociaciones, Jorge Herralde, editor de Anagrama y que ha publicado en España a Bolaño, firmará la semana próxima el contrato de edición de la obra, que lanzará en enero de 2010. "Es anterior a sus dos grandes novelas", ubica Herralde, que dice casi aliviado no saber nada de las otras dos obras inéditas, como pidiendo tiempo, sabedor de que la literatura es la literatura... y sus circunstancias.
Bolaño y Carmen Pérez de la Vega
“Carmen Pérez de Vega, que estuvo a su lado en los últimos tiempos, lo niega. "Roberto quería vivir. Tenía proyectos e ilusiones. Quería ver crecer a sus hijos. Desde que le diagnosticaron la enfermedad no dejó de cuidarse, tomaba su medicación, evitaba las grasas y no probaba el alcohol, ni gota, pero yo solo puedo hablar realmente de sus últimos años. Ahora bien, lo que sí hizo a temporadas es negar la enfermedad. Aceptar un trasplante es una decisión difícil. Quizá no era del todo consciente de que lo que le faltaba era tiempo, aunque alguna vez llegó a expresarlo. Tengo el convencimiento de que, de saber que tenía un plazo más largo, habría escrito al mismo ritmo".
Y para dejar constancia en el archivo, reproduzco a continuación la nota completa, seguida de algunas reflexiones (tomadas de un artículo publicado en La Jornada) en las que se incluye a Carmen Pérez de la Vega, la compañera sentimental de Bolaño al momento de su muerte, que ayudan a entender los elementos “sentimentales” presentes en esta madeja editorial:
Anagrama editará 'El Tercer Reich'
El legado Bolaño tiene diversos frentes. Al sonoro cambio de agente literario (de la todopoderosa oficina de Carmen Balcells a la del chacal Andy Wylie), se añade la hoy ya irresoluble polémica sobre si el autor, detallista hasta lo enfermizo, hubiera permitido que su viuda fuera desempolvando manuscritos de sus cajones.
El primer resultado de ese rebuscar se dio en la pasada Feria del Libro de Francfort, donde del catálogo de The Wylie Agency destacaba El Tercer Reich, una novela "completa" mecanografiada "pero meticulosamente corregida a mano". Es puro Bolaño porque hay una especie de detective literario, personajes extravagantes y un sinfín de referencias literarias. A saber: Udo Berger, que querría ser un gran escritor pero que se ha de conformar con ser el campeón de juegos de guerra de Stuttgart, decide ir al hotel Del Mar de la Costa Brava junto con su nuevo amor, Ingeborg, para entrenarse con un nuevo juego, El Tercer Reich, y preparar así un torneo internacional. Todo correcto hasta que el marido de la pareja germana que acaban de conocer desaparece.
Tras siete meses de arduas negociaciones, Jorge Herralde, editor de Anagrama y que ha publicado en España a Bolaño, firmará la semana próxima el contrato de edición de la obra, que lanzará en enero de 2010. "Es anterior a sus dos grandes novelas", ubica Herralde, que dice casi aliviado no saber nada de las otras dos obras inéditas, como pidiendo tiempo, sabedor de que la literatura es la literatura... y sus circunstancias.
Bolaño y Carmen Pérez de la Vega
“Carmen Pérez de Vega, que estuvo a su lado en los últimos tiempos, lo niega. "Roberto quería vivir. Tenía proyectos e ilusiones. Quería ver crecer a sus hijos. Desde que le diagnosticaron la enfermedad no dejó de cuidarse, tomaba su medicación, evitaba las grasas y no probaba el alcohol, ni gota, pero yo solo puedo hablar realmente de sus últimos años. Ahora bien, lo que sí hizo a temporadas es negar la enfermedad. Aceptar un trasplante es una decisión difícil. Quizá no era del todo consciente de que lo que le faltaba era tiempo, aunque alguna vez llegó a expresarlo. Tengo el convencimiento de que, de saber que tenía un plazo más largo, habría escrito al mismo ritmo".
Pérez de Vega, a quien está dedicado el cuento "El viaje de Álvaro Rousselot", es una pieza fundamental en el complejo puzzle Roberto Bolaño. Ella fue compañera sentimental del escritor en los últimos dos años, aunque el autor no cortó oficialmente amarras en su matrimonio con la que hoy es su viuda, Carolina López, actual representante de los derechos de sus hijos, Lautaro y Alexandra.
Rebobinemos. En el índice onomástico de Entre paréntesis aparece Carmen Pérez de Vega. Pero en la página a la que remite la entrada, la 17, solo puede leerse un fragmento de la novela breve de Bolaño Amberes. En esa página debían ir los agradecimientos de Echevarría a quienes le habían ayudado en el ensamblaje del libro. Alguien con total autoridad impugnó los agradecimientos, si bien el índice onomástico siguió su curso.
A la muerte de Bolaño, su viuda se dirigió a Echevarría para que "encauzara la edición de sus libros póstumos", según el crítico literario. "Ella me dijo que Roberto le había dicho, a su vez, que me consultara las decisiones relativas a su obra".
Echevarría recibió copia de los archivos del disco duro de Bolaño. Suya, de López y del editor Jorge Herralde fue la decisión de sacar 2666 como un libro en vez de como cinco, opción que prefería Bolaño pensando en la seguridad económica de sus hijos. Después Echevarría propuso la edición del, a la postre, conflictivo volumen Entre paréntesis. Fruto de su "exploración" del disco duro, la colección de relatos y esbozos El secreto del mal fue el último libro impulsado por Echevarría. Simultáneamente apareció La universidad desconocida, ya sin rastro de Echevarría y prologado por López "en representación de los herederos del autor".
Porta habla de un "malentendido" entre López y Echevarría. Montané cree que "Carolina no quiere oír comentarios de gente que conocía a Roberto". Una voz que reclama el anonimato hila más fino: "Los amigos de Roberto que no han roto con Carmen, a quien conocíamos todos, para alinearse con Carolina están siendo borrados de la foto".
Echevarría se limita a decir que su "colaboración" con López se "suspendió" por razones en las que prefiere no entrar. No obstante añade que López quedó "desbordada por el hostigamiento de periodistas, mundo literario y admiradores. Se dio cuenta de que el legado de Bolaño es una industria que hay que administrar y se volvió especialmente susceptible con todo lo referente a esa industria".
En ningún momento, empero, cuestiona Echevarría a López, que se ha negado a hablar con este diario en dos ocasiones. "Era la primera lectora de los textos de Roberto y participó de la épica bolañiana, fue su pareja en los años difíciles, así que está legitimada para gestionar su legado". En el mismo sentido, García Porta recuerda que "durante años vivieron del sueldo de Carolina".
Y mientras esas cosas suceden en casa, la leyenda Bolaño se agiganta en todo el mundo --pero más en Latinoamérica donde se ha convertido en un símbolo global para los jóvenes--hasta proporciones inverosímiles. Su amigo Rodrigo Fresán, escritor, comenta a modo de disparate que le han pedido un artículo sobre el supuesto de que Bolaño gana el Nobel. Él debía hacer la crónica del acto y reflejar el discurso de aceptación del ganador. "Es muy molesta toda esa glotonería alrededor de la figura de Roberto. Casi da miedo. Lo que hay que hacer es leerle", apostilla Pérez de Vega.
Rebobinemos. En el índice onomástico de Entre paréntesis aparece Carmen Pérez de Vega. Pero en la página a la que remite la entrada, la 17, solo puede leerse un fragmento de la novela breve de Bolaño Amberes. En esa página debían ir los agradecimientos de Echevarría a quienes le habían ayudado en el ensamblaje del libro. Alguien con total autoridad impugnó los agradecimientos, si bien el índice onomástico siguió su curso.
A la muerte de Bolaño, su viuda se dirigió a Echevarría para que "encauzara la edición de sus libros póstumos", según el crítico literario. "Ella me dijo que Roberto le había dicho, a su vez, que me consultara las decisiones relativas a su obra".
Echevarría recibió copia de los archivos del disco duro de Bolaño. Suya, de López y del editor Jorge Herralde fue la decisión de sacar 2666 como un libro en vez de como cinco, opción que prefería Bolaño pensando en la seguridad económica de sus hijos. Después Echevarría propuso la edición del, a la postre, conflictivo volumen Entre paréntesis. Fruto de su "exploración" del disco duro, la colección de relatos y esbozos El secreto del mal fue el último libro impulsado por Echevarría. Simultáneamente apareció La universidad desconocida, ya sin rastro de Echevarría y prologado por López "en representación de los herederos del autor".
Porta habla de un "malentendido" entre López y Echevarría. Montané cree que "Carolina no quiere oír comentarios de gente que conocía a Roberto". Una voz que reclama el anonimato hila más fino: "Los amigos de Roberto que no han roto con Carmen, a quien conocíamos todos, para alinearse con Carolina están siendo borrados de la foto".
Echevarría se limita a decir que su "colaboración" con López se "suspendió" por razones en las que prefiere no entrar. No obstante añade que López quedó "desbordada por el hostigamiento de periodistas, mundo literario y admiradores. Se dio cuenta de que el legado de Bolaño es una industria que hay que administrar y se volvió especialmente susceptible con todo lo referente a esa industria".
En ningún momento, empero, cuestiona Echevarría a López, que se ha negado a hablar con este diario en dos ocasiones. "Era la primera lectora de los textos de Roberto y participó de la épica bolañiana, fue su pareja en los años difíciles, así que está legitimada para gestionar su legado". En el mismo sentido, García Porta recuerda que "durante años vivieron del sueldo de Carolina".
Y mientras esas cosas suceden en casa, la leyenda Bolaño se agiganta en todo el mundo --pero más en Latinoamérica donde se ha convertido en un símbolo global para los jóvenes--hasta proporciones inverosímiles. Su amigo Rodrigo Fresán, escritor, comenta a modo de disparate que le han pedido un artículo sobre el supuesto de que Bolaño gana el Nobel. Él debía hacer la crónica del acto y reflejar el discurso de aceptación del ganador. "Es muy molesta toda esa glotonería alrededor de la figura de Roberto. Casi da miedo. Lo que hay que hacer es leerle", apostilla Pérez de Vega.
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