Y es que con los cronopios nunca se sabe a qué atenerse. Ahora es que el cuarteto integrado por Sara Rolla, Fito Larach, Jack Warner y Gustavo Campos, ha montado para este miércoles 13 de diciembre un homenaje a Samuel Beckett, por el 100 aniversario de su nacimiento. Se imaginan: ¡Beckett en San Pedro Sula! ¡Beckett en Honduras!
Para esa noche histórica Teatro La Fragua ha preparado un acto de 45 minutos -utilizando textos del autor irlandés- especialmente para la ocasión. También se proyectará el cortometraje Film (B/N, 22 minutos, 1965), creación cinematográfica de Beckett, con Buster Keaton como protagonista. Y si le quedó alguna inquietud, pues los dilectos miembros del beckettiano cuarteto le asistirán con la filosa precisión de sus conocimientos.
Y hasta aquí las buenas noticias, porque el homenaje tendrá lugar en Klein Bohemia.
Para explicar la frase anterior quisiera hacer un poco de historia: concebido por sus fundadores -la pareja helvética Andy +- Judith- como un café cultural, el lugar en cuestión mantuvo esa mística de la mano de los hermanos Tomé, Eduardo y Ricardo, quienes impusieron un estilo más relajado y abierto, donde se logró la coexistencia de diversas manifestaciones artísticas: así a las veladas de rock nacional seguían las presentaciones de libros y las lecturas, alternando con representaciones teatrales, entre otros eventos.
Sin embargo, ahora ha llegado el momento de que los pequeños bohemios nos despidamos de nuestro querido Klein, ya que todo parece indicar que sus flamantes administradores planean imprimirle una identidad más cercana a un yupismo light y trasnochado, impregnado con arribistas fantasías de pretendida exclusividad al son de sus i-pods, donde actos como el de este miércoles no tendrán cabida, y mucho menos habrá espacio para literatura.
Y lo anterior lo recalco porque el pasado sábado tuve la oportunidad de escuchar a uno de sus nuevos dueños advertir que "eso de traer escritores a leer sus babosadas no es rentable, porque la gente se aburre, y mejor se va". Y para cerrar su discurso señaló que él ya le había advertido a Eduardo que no se metiera con esos amigos de Ricardo (escritores de San Pedro Sula) "porque no le traerían ninguna ganancia". Mientras tanto, tras la barra, un joven asentía ante cada improperio que su amigo lanzaba contra la literatura, y de cuando en cuando parlaba en macarrónico inglés con un adláter, que daba lánguidos sorbos a una cerveza importada.
Así que ya estamos advertidos:
¡A leer nuestras babosadas al parque!
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