Bolaño en su estudio, donde no escribió El Tercer Reich.
En el mes de marzo de 2009, en una entrada titulada Bolaño: Suma y sigue, habíamos expresado nuestra opinión ante la oleada de Bolaños inéditos que amenazaba con inundar el mercado editorial, luego del acuerdo entre la viuda del buen Roberto y Andy Wylie, el implacable "Chacal" de la mercadotecnia en negro sobre blanco. Ahora la amenaza se ha materializado y ya algunos sitios celebran la aparición del “ultimo Bolaño”. Así lo hace la página de El informador que, en forma por demás sospechosa, coincide con uno de los blogs que se ha convertido en mediocre caja de resonancia de los mercadócratas librescos: El lamento de Portnoy al calificar El Tercer Reich como “puro Bolaño”. Ante estas coincidencias cabe preguntarse quién tendrá la paternidad sobre un lema tan gastado; pero mejor entren a esas páginas y disfruten, antes de leer la novela, de la incuestionable habilidad de tales publicistas, quienes no escatiman esfuerzos en su carrera por “mercadear” esta “novela temprana de Bolaño” siguiendo el patrón utilizado por el sistema de los “prequel” gringos.
En el mes de marzo de 2009, en una entrada titulada Bolaño: Suma y sigue, habíamos expresado nuestra opinión ante la oleada de Bolaños inéditos que amenazaba con inundar el mercado editorial, luego del acuerdo entre la viuda del buen Roberto y Andy Wylie, el implacable "Chacal" de la mercadotecnia en negro sobre blanco. Ahora la amenaza se ha materializado y ya algunos sitios celebran la aparición del “ultimo Bolaño”. Así lo hace la página de El informador que, en forma por demás sospechosa, coincide con uno de los blogs que se ha convertido en mediocre caja de resonancia de los mercadócratas librescos: El lamento de Portnoy al calificar El Tercer Reich como “puro Bolaño”. Ante estas coincidencias cabe preguntarse quién tendrá la paternidad sobre un lema tan gastado; pero mejor entren a esas páginas y disfruten, antes de leer la novela, de la incuestionable habilidad de tales publicistas, quienes no escatiman esfuerzos en su carrera por “mercadear” esta “novela temprana de Bolaño” siguiendo el patrón utilizado por el sistema de los “prequel” gringos.
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