El engaño de don Ramón V. Bermúdez
Roberto Quesada
robertoquesada@hotmail.com
“Sí, nos han buscado para intentar botar al presidente (Zelaya)” --Romeo Vásquez Velásquez, general (20/9/2008, Poder Ciudadano).
No se asuste, don Ramón, aunque me dirija directamente a Usted no usaré la magia de mi pluma para ironizarlo o ridiculizarlo sino, simplemente, invitarlo a que tengamos una especie de diálogo. Usted ya habló, ahora es mi turno. Lo hizo en su artículo: Dañando a Honduras (La Tribuna, 26 Agosto, 2009).
Hablando de daños, no voy a mencionar aquí que unas horas antes de que llegara el Juez Garzón y los cancilleres de la OEA, el gobierno golpista atentó, a través de su ala terrorista, nuevamente contra la libertad de expresión al bombardear con ácido las antenas de transmisión de Radio Globo y Cholusatsur (Canal 36), esta segunda está completamente fuera del aire. “Antes de eso ya los terroristas atacaron al vigilante del transmisor del Canal 11 de televisión, a quien golpearon y redujeron a la impotencia, despojándolo también de su teléfono celular y de su radio de comunicación, ordenándole, bajo amenazas de muerte, que abandonara el lugar”. (Según reporta Diario Tiempo en un editorial). Pero aquí no vamos a tratar ese tema sino su artículo Dañando a Honduras.
Allí escribe usted: “Debe dejarse de mentir. Roberto Micheletti no buscó la posición que ostenta”. Pues esa es una gran mentira, Micheletti sí buscó, sin éxito, ser presidente de Honduras. ¿O es que ya se le olvidó que fue derrotado por Elvin Santos en las internas del Partido Liberal?
De hecho, en mayo pasado, mi tía Dilma Quezada hizo una cena en mi honor en su casa debido al Premio Periodístico ‘Jacobo Cárcamo’, que me fue concedido. Allí estuvo un grupo de periodistas, entre ellos, Salvador Nasralla. Tiempo después llegó Roberto Micheletti, a otra reunión dentro de la misma casa, y nos saludamos. Le dije que me había gustado su discurso en el Congreso. Allí intervino su guardaespalda por excelencia, Roberto Turcios, (a quien, por cierto, el miércoles lo estuvieron esperando en Radio Globo para ver si cumplía su amenaza de que iría a matar al periodista David Romero) y malencarado me dijo que Micheletti había perdido por gente como yo que no lo apoyamos. Le recordé que en el exterior no votábamos en las internas. Micheletti me dio la razón y la cosa quedó allí. Pero ello evidencia los deseos extremos que tenía Roberto Micheletti de llegar a ser presidente. Así don Ramón, que no nos mienta que somos y tenemos testigos de esta y otras verdades. Ese mismo día llevaron un fotógrafo y Micheletti me pidió una sesión de fotos, no sé con qué objetivo, afortunadamente no las han utilizado y antes de cualquier mentira dejo constancia que fueron tomadas un mes antes del golpe de Estado.
Dice usted que se eligió a Micheletti: “Al no contar Honduras con un vicepresidente de la república”. Otra mentira, por si no lo sabe, se llama Arístides Mejía”.
Asegura usted que para evitar el golpe de Estado: “Había que abandonar el ilegal proyecto de la Cuarta Urna”. Eso se hizo, y se convirtió en una simple, no vinculante, Encuesta de Opinión. ¿Falso?
Asegura usted: “Por otro lado, son pocos los embajadores de los países acreditados en Honduras que han rendido un informe objetivo y profesional sobre lo que aquí sucedió”. En otras palabras, ¿usted quiere hacernos creer que Honduras es el centro de la lucidez terrícola, por eso los embajadores de todos los otros países del mundo son una bola de ineficientes, inoperantes y mentirosos?
Así va desarrollándose su artículo, con una sarta de mentiras. Recuerde que dos días antes del golpe de Estado, usted y yo pasamos mucho tiempo juntos en Nueva York. Incluso, el sábado almorzamos mi familia y usted en el restaurante El Catracho de Long Island. Allí hablamos mucho y yo le dije que el golpe de Estado sería fatal para el país. Usted nos dijo que era muy susceptible a los golpes de Estado porque su padre había sido víctima de uno. Nos despedimos de usted unas horas antes del golpe en Manhattan. Sin duda que usted sabía que eso ocurriría y vino a conquistarme para que yo me pusiese del lado golpista. Por ello en la mañana del lunes usted, en nombre de Micheletti, me llamó para ofrecerme un cargo dentro del país o fuera, pero que debería de integrar “el gobierno interino”. ¿Se acuerda? Por la tarde cuando utilizó a mi tío Víctor Manuel Quesada, pues sabe el cariño que nos tenemos, fui contundente en responderle que yo no apoyaba ni en Honduras ni en ninguna parte un golpe de Estado, y que ya estábamos trabajando para denunciar tanto el golpe como los atropellos de los que ya estaba siendo víctima nuestro pueblo.
¿Entonces, amigo Ramón, si usted ya sabía todo eso por qué utilizó a mi hijito y mi familia para hacerse pasar por un gran amigo mío y en verdad su objetivo era otro? Eso más que mentira, lo tomo como un acto de crueldad hacia la amistad.
Como ve, dentro del golpe de Estado vienen otros tipos de golpes, como ese de que usted está consciente de que fue golpe de Estado. Esos golpes son como ese de sentirme utilizado por usted. O ver a amigos que uno quiere, y admiraba, como Ramón Custodio López, haciendo el papel de mandadero barato. Duele. Ahora pidiendo que se vayan las bases militares estadounidenses, mientras tuvo visa se le olvidó que esas bases estaban allí.
Es así como es doloroso leer su discurso panegírico, rindiéndole pleitesía al dictador, cuando dice: “Ante los irresponsables que propugnan porque no volvamos a la normalidad a través de las elecciones, el presidente Micheletti ha sido contundente: -“Iremos a elecciones nos reconozcan o no nos reconozcan (como gobierno de transición); si se insiste en embargarnos –agregó- seguiremos adelante; somos un país soberano y nadie puede venirnos a imponernos su prepotencia, al margen de la ley”.
Alabar a alguien que ha entrado a “gobernar” por un golpe de Estado, alabar esa malcriadeza y arrogancia ante el mundo cuando irrespetó a la comitiva de la OEA, alabar a alguien que conduce a un pueblo a la hambruna, es darle alas para que con el delirio del poder ataque motivado por personas como usted a la oposición, que en este caso no es otra que el pueblo hondureño. Sígale dándole alas, que ello también lo responsabiliza a usted en caso de que Micheletti cometa masacres más grandes, o insista irrespetando a la comunidad internacional y con ello sumiendo más a Honduras en la miseria.
Es posible que Micheletti le crea a usted cuando le hace esas apasionadas alabanzas, es probable que usted le crea a Juan Ramón Martínez cuando lo alaba a usted y a Mauricio y los induce a seguir destruyendo la memoria de su padre, como cuando JRM escribe en La Tribuna (25 Agosto, 2009): “Al valorar el comportamiento de los hijos de Villeda y Rodas encontramos enormes diferencias. La hija de Rodas, rompe con el pensamiento democrático de su padre. Lo ofende. Los hijos de Villeda Morales, en cambio, honran la visión inteligente de su progenitor”. Tal vez para paliar en parte la metida de extremidades cuando escribió: “Villeda Morales se revuelca en su tumba”. Pero fuere lo que fuere, para todos aquellos y aquellas que están cometiendo crímenes de lesa humanidad en Honduras, más temprano que tarde, les espera un asiento en la Corte Penal Internacional, y no precisamente con un cargo. Si no lo ha leído, le recomiendo que lea mi artículo: “¡Micheletti tras los pasos de Noriega, qué crisis!”. Parece que ha sido profético a corto plazo.
Dejemos las mentiras a un lado, todos sabemos que ningún país puede sobrevivir dignamente completamente aislado, mucho menos uno de los países más pobres de América Latina. Ustedes son apátridas, no quieren a Honduras ni a los hondureños, por sus intereses son capaces de llevar a un pueblo al genocidio por inanición. La gran verdad: Honduras no puede sobrevivir sin el apoyo internacional.
Nueva York 26 agosto 2009.
Roberto Quesada
robertoquesada@hotmail.com
“Sí, nos han buscado para intentar botar al presidente (Zelaya)” --Romeo Vásquez Velásquez, general (20/9/2008, Poder Ciudadano).
No se asuste, don Ramón, aunque me dirija directamente a Usted no usaré la magia de mi pluma para ironizarlo o ridiculizarlo sino, simplemente, invitarlo a que tengamos una especie de diálogo. Usted ya habló, ahora es mi turno. Lo hizo en su artículo: Dañando a Honduras (La Tribuna, 26 Agosto, 2009).
Hablando de daños, no voy a mencionar aquí que unas horas antes de que llegara el Juez Garzón y los cancilleres de la OEA, el gobierno golpista atentó, a través de su ala terrorista, nuevamente contra la libertad de expresión al bombardear con ácido las antenas de transmisión de Radio Globo y Cholusatsur (Canal 36), esta segunda está completamente fuera del aire. “Antes de eso ya los terroristas atacaron al vigilante del transmisor del Canal 11 de televisión, a quien golpearon y redujeron a la impotencia, despojándolo también de su teléfono celular y de su radio de comunicación, ordenándole, bajo amenazas de muerte, que abandonara el lugar”. (Según reporta Diario Tiempo en un editorial). Pero aquí no vamos a tratar ese tema sino su artículo Dañando a Honduras.
Allí escribe usted: “Debe dejarse de mentir. Roberto Micheletti no buscó la posición que ostenta”. Pues esa es una gran mentira, Micheletti sí buscó, sin éxito, ser presidente de Honduras. ¿O es que ya se le olvidó que fue derrotado por Elvin Santos en las internas del Partido Liberal?
De hecho, en mayo pasado, mi tía Dilma Quezada hizo una cena en mi honor en su casa debido al Premio Periodístico ‘Jacobo Cárcamo’, que me fue concedido. Allí estuvo un grupo de periodistas, entre ellos, Salvador Nasralla. Tiempo después llegó Roberto Micheletti, a otra reunión dentro de la misma casa, y nos saludamos. Le dije que me había gustado su discurso en el Congreso. Allí intervino su guardaespalda por excelencia, Roberto Turcios, (a quien, por cierto, el miércoles lo estuvieron esperando en Radio Globo para ver si cumplía su amenaza de que iría a matar al periodista David Romero) y malencarado me dijo que Micheletti había perdido por gente como yo que no lo apoyamos. Le recordé que en el exterior no votábamos en las internas. Micheletti me dio la razón y la cosa quedó allí. Pero ello evidencia los deseos extremos que tenía Roberto Micheletti de llegar a ser presidente. Así don Ramón, que no nos mienta que somos y tenemos testigos de esta y otras verdades. Ese mismo día llevaron un fotógrafo y Micheletti me pidió una sesión de fotos, no sé con qué objetivo, afortunadamente no las han utilizado y antes de cualquier mentira dejo constancia que fueron tomadas un mes antes del golpe de Estado.
Dice usted que se eligió a Micheletti: “Al no contar Honduras con un vicepresidente de la república”. Otra mentira, por si no lo sabe, se llama Arístides Mejía”.
Asegura usted que para evitar el golpe de Estado: “Había que abandonar el ilegal proyecto de la Cuarta Urna”. Eso se hizo, y se convirtió en una simple, no vinculante, Encuesta de Opinión. ¿Falso?
Asegura usted: “Por otro lado, son pocos los embajadores de los países acreditados en Honduras que han rendido un informe objetivo y profesional sobre lo que aquí sucedió”. En otras palabras, ¿usted quiere hacernos creer que Honduras es el centro de la lucidez terrícola, por eso los embajadores de todos los otros países del mundo son una bola de ineficientes, inoperantes y mentirosos?
Así va desarrollándose su artículo, con una sarta de mentiras. Recuerde que dos días antes del golpe de Estado, usted y yo pasamos mucho tiempo juntos en Nueva York. Incluso, el sábado almorzamos mi familia y usted en el restaurante El Catracho de Long Island. Allí hablamos mucho y yo le dije que el golpe de Estado sería fatal para el país. Usted nos dijo que era muy susceptible a los golpes de Estado porque su padre había sido víctima de uno. Nos despedimos de usted unas horas antes del golpe en Manhattan. Sin duda que usted sabía que eso ocurriría y vino a conquistarme para que yo me pusiese del lado golpista. Por ello en la mañana del lunes usted, en nombre de Micheletti, me llamó para ofrecerme un cargo dentro del país o fuera, pero que debería de integrar “el gobierno interino”. ¿Se acuerda? Por la tarde cuando utilizó a mi tío Víctor Manuel Quesada, pues sabe el cariño que nos tenemos, fui contundente en responderle que yo no apoyaba ni en Honduras ni en ninguna parte un golpe de Estado, y que ya estábamos trabajando para denunciar tanto el golpe como los atropellos de los que ya estaba siendo víctima nuestro pueblo.
¿Entonces, amigo Ramón, si usted ya sabía todo eso por qué utilizó a mi hijito y mi familia para hacerse pasar por un gran amigo mío y en verdad su objetivo era otro? Eso más que mentira, lo tomo como un acto de crueldad hacia la amistad.
Como ve, dentro del golpe de Estado vienen otros tipos de golpes, como ese de que usted está consciente de que fue golpe de Estado. Esos golpes son como ese de sentirme utilizado por usted. O ver a amigos que uno quiere, y admiraba, como Ramón Custodio López, haciendo el papel de mandadero barato. Duele. Ahora pidiendo que se vayan las bases militares estadounidenses, mientras tuvo visa se le olvidó que esas bases estaban allí.
Es así como es doloroso leer su discurso panegírico, rindiéndole pleitesía al dictador, cuando dice: “Ante los irresponsables que propugnan porque no volvamos a la normalidad a través de las elecciones, el presidente Micheletti ha sido contundente: -“Iremos a elecciones nos reconozcan o no nos reconozcan (como gobierno de transición); si se insiste en embargarnos –agregó- seguiremos adelante; somos un país soberano y nadie puede venirnos a imponernos su prepotencia, al margen de la ley”.
Alabar a alguien que ha entrado a “gobernar” por un golpe de Estado, alabar esa malcriadeza y arrogancia ante el mundo cuando irrespetó a la comitiva de la OEA, alabar a alguien que conduce a un pueblo a la hambruna, es darle alas para que con el delirio del poder ataque motivado por personas como usted a la oposición, que en este caso no es otra que el pueblo hondureño. Sígale dándole alas, que ello también lo responsabiliza a usted en caso de que Micheletti cometa masacres más grandes, o insista irrespetando a la comunidad internacional y con ello sumiendo más a Honduras en la miseria.
Es posible que Micheletti le crea a usted cuando le hace esas apasionadas alabanzas, es probable que usted le crea a Juan Ramón Martínez cuando lo alaba a usted y a Mauricio y los induce a seguir destruyendo la memoria de su padre, como cuando JRM escribe en La Tribuna (25 Agosto, 2009): “Al valorar el comportamiento de los hijos de Villeda y Rodas encontramos enormes diferencias. La hija de Rodas, rompe con el pensamiento democrático de su padre. Lo ofende. Los hijos de Villeda Morales, en cambio, honran la visión inteligente de su progenitor”. Tal vez para paliar en parte la metida de extremidades cuando escribió: “Villeda Morales se revuelca en su tumba”. Pero fuere lo que fuere, para todos aquellos y aquellas que están cometiendo crímenes de lesa humanidad en Honduras, más temprano que tarde, les espera un asiento en la Corte Penal Internacional, y no precisamente con un cargo. Si no lo ha leído, le recomiendo que lea mi artículo: “¡Micheletti tras los pasos de Noriega, qué crisis!”. Parece que ha sido profético a corto plazo.
Dejemos las mentiras a un lado, todos sabemos que ningún país puede sobrevivir dignamente completamente aislado, mucho menos uno de los países más pobres de América Latina. Ustedes son apátridas, no quieren a Honduras ni a los hondureños, por sus intereses son capaces de llevar a un pueblo al genocidio por inanición. La gran verdad: Honduras no puede sobrevivir sin el apoyo internacional.
Nueva York 26 agosto 2009.