miércoles, mayo 27, 2009

Hanif Kureishi


De Hanif Kureishi apenas he leído El Buda de los suburbios (la traducción al español fue publicada por Anagrama y el original en inglés obtuvo en 1990 del premio Whitbread), pero me atrevería a decir que es suficiente para confirmar la pericia narrativa de un escritor provocativo e inteligente que logra sortear en su obra temas tan escabrosos como la inmigración, el racismo o la sexualidad. Revisando archivos en la red encontré este trabajo, publicado originalmente en The New York Times y que ahora comparto con ustedes.

Kureishi: "La alternativa al puritanismo no es el desenfreno"

Rebelde e ingenioso, el gran autor de Intimidad regresa con Algo que contarte, una novela con dos protagonistas excluyentes: el sexo y el multiculturalismo. De esas y otras pasiones habla en estas páginas

Por Rachel Donadio
The New York Times
Londres, 2009

Una de las visiones más reveladoras en la historia social reciente de Inglaterra está en Mi hijo, el fanático, la tierna y oscura película que Hanif Kureishi (Londres, 1954) dirigió en 1997. Es de mañana en una ciudad sin nombre al norte de Inglaterra, y Parvez, un inmigrante paquistaní taxista laico, advierte que Farid, su cada vez más devoto hijo en edad universitaria, vende su guitarra eléctrica. "¿Dónde se va tu guitarra?", le pregunta Parvez a Farid. "¡A ti te encantaba hacer esos ruidos terribles con ella!". Farid mira a su padre con irritación: "Tú siempre dijiste que había cosas más importantes que "Escalera al cielo" -dice impaciente-, y no podías tener más razón".

Este intercambio aparentemente casual va al corazón de casi todo lo que ha creado Kureishi en sus cerca de tres décadas como dramaturgo, guionista, novelista y ensayista. Éste es, después de todo, el hombre que coeditó The Faber Book of Pop y cuyas películas y novelas -incluyendo Intimidad y El Buda de los suburbios - están llenas de sexo, drogas y rock´n roll. Pero éste también es el hombre que tuvo la visión para pasearse por las mezquitas inglesas a fines de los años 80 y a principios de los 90, el hombre para quien algo nacía ahí. Y de hecho así era. Su novela El álbum negro, situada en 1989 y llamada así por un disco de Prince, exploró el creciente descontento y radicalismo de algunos jóvenes musulmanes británicos. No mucha gente prestó atención cuando salió en 1995, pero diez años después, cuando un 7 de julio las bombas retumbaron en el centro de Londres, la conciencia colectiva empezó a ponerse al día.

El caso incluye a la monarquía. Esta primavera, Kureishi visitó el Palacio de Buckingham, donde la reina lo nombró comandante del Imperio Británico. Nada mal para un chico que creció mirando sitcoms en Bromley, un suburbio de clase media de Londres, hijo de un padre paquistaní y una madre inglesa en una época en que los matrimonios mixtos todavía eran raros. A Kureishi le encantó la distinción; él y sus tres hijos fueron al palacio vestidos de etiqueta y su esposa usó un espléndido sombrero de plumas. "¿Sabes qué dice en la medalla?", pregunta Kureishi. "Por Dios y el Imperio”. No puedes conseguir nada mejor que eso. Las únicas causas son las causas perdidas o las que no existen."

Con sus intensos ojos oscuros y el pelo gris, Kureishi siempre parece tomado por sorpresa, como si acabara de chocar con una ráfaga de aire helado. Más reservado que extrovertido, a menudo se resiste a responder algunas preguntas; lo que prefiere, en cambio, es evitarlas con oscuras y cómicas burlas a sí mismo.

La última novela de Kureishi, Algo que contarte, es su libro más ambicioso después de El álbum negro. Ambientado en Londres, se centra en Jamal, un psicoanalista anglo-paquistaní que se enfrenta a ciertas preguntas sin resolver sobre su pasado. En el camino, su mejor amigo, Henry, se interesa en la hermana de Jamal, Miriam, una insignificante traficante de drogas y distribuidora de videos porno, entre otros ítems. Todo el mundo se deja llevar por una ola de perversiones.

Durante nuestra conversación en un café de Sheperd´s Bush, Kureishi describe la novela como "una crítica de la noción de placer ilimitado", un reexamen de la revolución sexual. "¿Es esto lo que pensamos que seríamos en los años 60, cuando bailábamos con flores en el pelo y deseábamos una vida más erótica y más sexual?", dice, mientras bebe su té con pimienta. "Si la sociedad ya no te instala los valores, tu felicidad y tu placer dependen completamente de ti; tú tienes que trabajar y ganarte tus propios valores morales." Esto, apunta, tiene que ver con "una queja común de Occidente contra el islamismo radical: ¿Por qué tienen que seguir preguntándole a Dios? Bueno, es mucho más difícil crear tus propios valores morales que recibirlos impuestos por otra gente o por el sistema". Las cosas eran "miserables" antes de la revolución sexual, dice Kureishi, pero ahora "nos hemos movido de la represión a la no represión", que viene con sus propias dificultades. En la visión de Kureishi, el islamismo radical y la sexualidad radical intersectan. "Se producen una a la otra, de alguna forma", dice.

Su trabajo está lleno de padres inmigrantes que no se sienten completamente en casa, muy alejados de la India y el Pakistán de su juventud. A su vez, los hijos descubren que Inglaterra tampoco los acepta del todo. En muchos sentidos, la Inglaterra de Kureishi no está lejos de la de V. S. Naipaul. Pero a diferencia del decano de las letras británicas poscoloniales, que operaba dentro del modelo conradiano, marinando los personajes en sus propias ironías mientras permanecía apartado del ruido y los rankings musicales, Kureishi está más en la línea de Nick Hornby, un voraz consumidor de cultura pop. Él dice que creció leyendo a Balzac, Beckett y Kafka, pero también mirando comedias clásicas populares inglesas de los años 60 y 70, como un gran admirador de James Dean, Marlon Brando y los Beatles.

Cuando las películas y escritura de Kureishi aparecieron por primera vez, a mediados de los años 80, el mundo literario recién despertaba a la variedad étnica de Londres. En ese entonces, la literatura de Inglaterra era "una voz afectada, del Oeste de Londres, educada, que no captaba el panorama completo", señala Bill Buford, quien publicó a Kureishi cuando era editor de Granta.

Tras el éxito de El Buda de los suburbios y la intensidad de El álbum negro, su último libro no ha sido bien recibido. Por cierto, su vida familiar tampoco ha estado libre de complicaciones. Su novela de 1998, Intimidad , es el brutal recuento de un hombre a punto de dejar a su esposa y dos hijos pequeños por una bella mujer joven, como hizo el autor. Hoy, Kureishi vive con Monique Proudlove y su hijo Kier, de 10 años. Sachin y Carlo, sus gemelos de 14 años, producto de su anterior relación con la productora de cine Tracey Scoffield, a menudo están ahí.

Después de desayunar en el café, convenzo a Kureishi de que me deje ver su casa y estudio. Antes, él me había dicho que a "la señora" no le gustan los periodistas, pero al ver a Proudlove, una mujer de ojos verdes que nos recibe en la entrada, queda claro que es Kureishi el que protege su privacidad. En el living, dominado por un juego de tambores, impresiona la mezcla de libros en el estante: algunas novelas de Henry James, la biografía de Bertrand Russell escrita por Carolina Moorehead, Situaciones de Sartre junto a Entre creyentes de Naipaul, ambos al lado de Deseo sexual: una filosofía moral de lo erótico de Roger Scruton. Definitivamente, esos libros son guías en la tierra de Kureishi. El escritor trabaja en un amplio estudio arriba, sus paredes cubiertas con imágenes: una foto de un joven John Lennon, un póster de una pintura de William Blake, una pintura al estilo de Matisse de Monique. Hay muchos CDs en el escritorio -Prince, Jeff Buckley, la banda de sonido de Trainspotting - y algunas fotos de los hijos de Kureishi. Sobre el escritorio también noto una pequeña imagen en blanco y negro: un hombre de rodillas, su cara firmemente plantada entre las piernas de una mujer desnuda. Y es que los libros de Kureishi son extremadamente sexuales. Casi en cada página, hay alguien que da sexo oral o está siendo azotado o penetrado (o pensando en eso). En los años 70, Kureishi hasta escribió pornografía literaria bajo el seudónimo de Antonia French. Le pregunto por su interés en el tema. "Cuando yo era un muchacho y quería entrar en contacto con algo sexy o sucio, leía un libro", dice Kureishi. "¿Puedes imaginar a Harold Robbins, Henry Miller, el Marqués de Sade o D. H. Lawrence como apoyo sexual?". Hoy, la literatura pornográfica es un arte perdido, dice, pero las imágenes sucias están disponibles en todas partes. "La pregunta es: ¿Qué más necesita la gente para sentirse viva?".

Hay dos tipos de personas en el trabajo de Kureishi: los que corren detrás del sexo y los que huyen de él. Los buscadores de sexo, o al menos de placer, son los adolescentes suburbanos (y sus padres) en El Buda de los suburbios y los personajes de Ropa limpia, negocios sucios. Los que escapan del sexo son los conflictuados musulmanes jóvenes de El álbum negro y Mi hijo, el fanático. Kureishi empezó a trabajar en estas historias cuando el ayatolá Ruhollah Khomeini anunció la fatwa contra Rushdie, en 1989. En El álbum negro, algunos de los jóvenes musulmanes queman copias de Los versos satánicos . La fatwa marcó un punto de giro, un nuevo capítulo. Y Kureishi estaba alerta al drama intergeneracional. "Me sorprendió que la gente joven, criada en la Inglaterra secular, volviera a una forma de creencia que negaba los placeres de la sociedad en la que vivían", escribió en El mundo y la bomba.

Aunque Kureishi reconoce el sentimiento de impotencia y racismo que ha empujado a muchos jóvenes británicos musulmanes hacia el radicalismo, él es intolerante con esa intolerancia. "La alternativa al puritanismo no es el desenfreno, sino el reconocimiento de lo que sucede dentro de los seres humanos", escribió. Y añade: "El fundamentalismo es una dictadura de la mente, mientras que una cultura viva es una exploración y representa nuestra interminable curiosidad sobre nuestra propia extrañeza: la sabiduría es más importante que la doctrina; la duda es más importante que la certeza. El fundamentalismo implica la falla de nuestro más significativo atributo, nuestra imaginación".

Ahora Kureishi trabaja en dos guiones, uno situado en Polonia y Londres, el otro en París. Francia, como el resto de Europa, "pasa por una gran crisis de identidad, raza, religión, porque sus identidades han sido destruidas por la inmigración". Después, apunta, hay que rehacer la sociedad, y "esa reconstrucción es la que Europa experimenta ahora. Pero es realmente complicado tener tu identidad desarmada y volver a armarla".

Los efectos de la transformación todavía están en curso. En Londres, Kureishi y yo caminamos alrededor del mercado de Sheperd´s Bush, donde tiendas tradicionales están siendo reemplazadas por carniceros africanos que venden colas de cerdo, tripas y batatas. En un puesto, Kureishi ordenó un falafel para llevar a su casa de almuerzo, "con salsa extrapicante, jefe". Le pregunto sobre los bombardeos del 7 de julio de 2005, los que mataron a 52 personas e hirieron a más de 700 en el sistema de transporte de Londres. "Todo el mundo esperaba que ocurriera", dice.

Las bombas aparecen en Algo que contarte, donde ellas tocan a todos los personajes y matan a algunos de ellos. La novela, con sus protagonistas en plena lucha contra la edad, junta todo el repertorio de Kureishi: padres e hijos, psicoanálisis, sexo extravagante, drogas y radicalismo islámico, un cocktail de humor agudo y sardónicas observaciones culturales. Pero sobre todo, Algo que contarte es una sucia canción de amor a Londres y a todo lo que Londres significa. Todo lo que los bombardeos de aquel 7 de julio trataban de destruir.

© The New York Times

martes, mayo 26, 2009

Villoro en clave personal


Apenas leo en Apostillas literarias que Juan Villoro estrena página web y hago click en http://www.juanvilloro.com/. Y la verdad es que no hay decepción posible: en esas páginas encontramos a un Villoro compendiado, telegráfico, pero entre la minucia y el breve espacio el autor deja su impronta: la lucidez del ensayista, los flashazos de sus novelas y la mirada penetrante del cronista extraordinario que nos revela los secretos de regiones y ciudades tal y como persisten en su memoria; y si no me creen pues echen una ojeda a sus textos sobre Zacatecas o sobre Ciudad de México. Autor respetable de ensayos y novelas, cuentos y crónicas, Villoro es, por sobre todas las cosas, un lector apasionado que dedica petits hommages a quienes llama sus amados monstruos, ahí aprovecha para reincidir en Rossi, en Capote, en Kerouac o en Leñero, siempre con la lámpara de Diógenes en la mano, redescubriendo sus señas de identidad, privilegiando el valor de la relectura.

sábado, mayo 23, 2009

La nueva narrativa francesa


Aunque definitivamente no me gusta Le Clézio, es incuestionable que es parte fundamental de un resurgimiento de la narrativa francesa, después de que diversos oráculos presagiaran lo peor, entre los que se cuenta la revista Time, la misma que hace apenas un año y medio, en diciembre de 2007 para ser exactos, puso en portada la figura del mimo Marcel Marceau en evidente estado de consternación acompañada por el ominoso título: "La muerte de la cultura francesa". Y si menciono al último Nobel de Literatura es porque quizás es quien mejor representa a una nueva novela francesa, renovada por obra y gracia del mestizaje cultural, geográfico y literario, toda una generación marcada por una vocación universal, una narrativa reinventada por autores de otras nacionalidades pero que escriben en francés. Lo extraordinario es que las obras de estos nuevos bárbaros vienen a erradicar una tendencia que revelaba a los novelistas franceses como “narcisistas productores de introspecciones sobre su propio ombligo”. Y gracias a esta refundación es que ahora podemos afirmar que la novela francesa está más viva que nunca.

Para quienes deseen ponerse al día aquí les va una lista extraída del suplemento Babelia, donde además pueden consultar el artículo completo “Francia reinventa su lengua”, así como esta otra nota titulada “Maestros inolvidables”.

Y para estar al día

J. M. G. Le Clézio. La música del hambre (Tusquets) y El africano (Adriana Hidalgo). Mathias Enard. Zona (Belacqua). Atiq Rahimi. La piedra de la paciencia (Siruela), Tierra y cenizas (Lengua de Trapo). Jonathan Littell. Las benévolas (RBA), Lo seco y lo húmedo (RBA). Andréi Makine. La mujer que esperaba y Réquiem por el Este (Tusquets). Nancy Huston. Marcas de nacimiento (Seix Barral). Emmanuel Carrère. Una novela rusa (Anagrama). Patrick Modiano. Dora Bruder (Seix Barral), Calle de las tiendas oscuras, El café de la juventud perdida y Un pedigrí (Anagrama) y Reducción de condena (Pre-Textos). Anne-Marie Garat. Nacida de las tinieblas y En manos del diablo (Belacqua). Jean Echenoz. Ravel (Anagrama). Fred Vargas. La tercera virgen (Siruela). Annie Ernaux. Los años y La ocupación (Hercé). Romain Gary. El bosque del odio (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores) y La tormenta (El Cobre). François Vallejo. El heredero (Salamandra). Philippe Claudel. El informe de Brodeck (Salamandra). Daniel Pennac. Mal de escuela (Mondadori). Pascal Quignard. Todas las mañanas del mundo (Espasa). Eric-Emmanuel Schmitt. Ulises from Bagdag (Destino).

Después del capitalismo


Mientras en Honduras cuatro nigromantes, bajo la férula de Chivo Negro, se desgañitan y rasgan sus costosas vestiduras afirmando que el capitalismo (y su esperpento abusivo: la democracia…y al llegar aquí siempre sugiero leer a Borges, quien la definió con lúcida precisión) es el mejor de los mundos posibles y que las desventuras que sufrimos son el justo precio que debemos pagar por la gracia de poseer la constitución más perfecta sobre la faz de la tierra, hasta en Letras libres se atreven a plantear que el “sueño” ha terminado y se esfuerzan por encontrar respuestas para el futuro. En su artículo titulado “Después del capitalismo”, Geoff Mulgan expresa, entre otras cosas:

Pero si un sueño ha terminado, ¿qué otros sueños nos esperan en las sombras? ¿Se adaptará el capitalismo? ¿O deberíamos hacernos de nuevo una de las grandes preguntas que ha animado la vida política durante casi dos siglos: qué puede venir tras el capitalismo? Hace sólo unos años esta pregunta fue aparcada, considerada tan juiciosa como preguntar qué vendría después de la electricidad. Los mercados globales habían puesto a China y la India en su órbita, el triunfo del capitalismo parecía completo y el islam medievalista y los maltrechos ejércitos que rodean las cumbres del G8 empujaban para ser su último y débil competidor. Las empresas multinacionales, se decía, iban a comandar imperios más grandes que la mayoría de los Estados-nación, y en ciertos aspectos se habían ganado la afiliación de las masas gracias a sus marcas.
Pero la lección del propio capitalismo es que nada es permanente: “Todo lo que es sólido se desvanece en el aire”, como dijo Marx. En el capitalismo hay tantas fuerzas que lo socavan como fuerzas que lo empujan hacia delante. En este ensayo contemplo en qué se podría convertir el capitalismo al otro lado del desplome. No pronostico ni el resurgimiento ni el colapso. Sugiero más bien una analogía con otros sistemas que en el pasado parecieron igualmente inmutables
.”

Si está interesado en leer más, pues sólo haga click arriba, allí donde aparece el título del artículo.

jueves, mayo 21, 2009

Una encuesta urgente sobre la poesía


En época de consultas y urnas, la poesía tampoco se salva del escrutinio, o al menos así les pareció necesario a quienes dirigen la sección "Cultura" del diario El País, quienes han convocado en sus páginas a doce figuras de la cultura española, que analizan la situación del género, hablan de su relación con él y, además, seleccionan un verso favorito; todo esto con motivo del encuentro Barcelona Poesía, que arranca hoy.
La nota completa pueden leerla aquí.

miércoles, mayo 13, 2009

Biblioteca Google


En estos tiempos de crisis (Crisis What Crisis, recuerdo que era el título del disco que Supertramp lanzó en 1975), surgen noticias alentadoras, aunque a veces contradictorias, acerca del futuro del libro. Para Google, por ejemplo, el futuro pasa por la posibilidad de ofrecer en línea libros de todo el mundo, en un intento por “reconciliar internet con la lectura a profundidad”. Sobre el tema, en su edición de mayo de 2009, Letras libres reproduce la entrevista con el historiador Robert Darnton, director de las bibliotecas de Harvard, quien analizó con propiedad y precisión el tema de la Biblioteca Google para la revista francesa Books (No. 1, diciembre 2008-enero 2009).

martes, mayo 12, 2009

Alejandro Rossi


Nunca se le mencionó entre los conspicuos miembros del boom, tampoco fue un asimilado tardío al “dream team” del crack, pero es que Alejandro Rossi, filósofo y narrador, profesor universitario, investigador, nacido en Italia, de pasaporte venezolano y mexicano por elección, resiste a los encasillamientos con una lucidez pasmosa que se desgrana a través de una narrativa corrosiva e irónica. Una obra que Adolfo Castañón –en un programa de la serie “Creadores Eméritos”, que Conaculta emitió por Canal 22 bajo el título: Alejandro Rossi, Letras, viajes, ideas- intentó definir por la palabra “reojo”, enfatizando la capacidad de Rossi para potenciar la mirada periférica a la luz del apunte marginal, con un estilo original, clásico, inolvidable. Abro al azar las páginas de mi ajada edición del Manual del distraído y me encuentro con estos fragmentos:

Envidio a quienes afirman que una voz interior los invade y les dicta, casi a contrapelo, los versos inmortales y los magníficos epítetos. Aunque he estado atento al menor murmullo, creo no deberle a esa intrusa ni siquiera un sustantivo”.

Cuántas veces me descubro pensando en las innumerables personas que hacen el amor en este preciso instante, detrás de esas ventanas. Es un reconocimiento que nunca deja de asombrarme y que me hace sentir, al caminar por las calles, como si yo fuera el cuidador de un gigantesco burdel”.

Juan Villoro, hijo de Luis Villoro, uno de los mejores amigos de Rossi y co-fundador de la revista Crítica, publicó en Letras libres un extraordinario perfil de este sabio de nuestro tiempo, a quien definió como “gran conversador, filósofo del lenguaje y narrador de pulida prosa”.

jueves, mayo 07, 2009

Ya no nos queda ni Londres


Si hace un par de días la alegría nos embargaba ante la portentosa impresora capaz de poner un libro a pedido en nuestras manos, tras una espera de apenas cinco minutos, ahora no podemos dejar de entristecernos ante la crónica Ya no nos queda ni Londres, una elaboración de Manuel Rodríguez Rivero sobre la pasada Feria del Libro de Londres, donde afirma que el clima era tan sombrío como el de las distopías de JG Ballard, con los textos de tapa dura (hardback) en caída libre mientras los libros de bolsillo se vendían a dos por el precio de uno y medio o, incluso, a tres por dos, donde también se confirmó que las librerías independientes pasaron a mejor vida. Fue una feria, según Rodríguez Rivero, dominada por secciones beat the crunch (que pudiera interpretarse como "noquear al paro laboral") que reunían los libros con "soluciones" para el momento económico, porque ahora se venden mal los libros sobre dieta y fitness, mientras las editoriales esperan como agua de mayo la publicación en septiembre de The Lost Symbol, el nuevo “churro” de Dan Brown. O tempora o mores.

Darwin, Galileo y de la Colina en La Gaceta


Hace 200 años nació Charles Darwin (foto), el científico inglés que se atrevió a cuestionar la creencia bíblica de la creación escribiendo su obra magistral El origen de las especies. Este texto es considerado, por muchos, el libro de biología más importante de la historia.
Hace 400 años Galileo Galilei apuntó al cielo con su perspicilli, telescopio hecho por él mismo, para mostrarle al mundo que la luna no era plana como se veía desde la Tierra sino que tenía montañas, cráteres y llanuras; que la Vía Láctea estaba compuesta de una inmensa cantidad de estrellas siendo mucho más que sólo una mancha lechosa adornando los cielos.
También en el 2009 se celebran los 75 años de José de la Colina, cuentista consumado que ha sabido platicar a solas con Sherezada. Crítico de cine, bloguero entusiasmado y maestro de varias generaciones de escritores y periodistas, José ha pasado, además, por las redacciones de diversas revistas literarias y suplementos culturales.
Y La Gaceta del Fondo de Cultura Económica en su número de mayo de 2009 rinde homenaje a estos tres personajes con notables textos de Silvia Torres Castilleja, T. S. Kuhn, Susana Biro, José Luis Martínez S., Alejandro Toledo, Ana García Bergua, Noé Cárdenas y Ernesto Herrera.
Recomendamos abrir el enlace y luego puede escoger entre ver el documento o guardarlo en su computadora.

martes, mayo 05, 2009

El Nobel en la picota


El Nobel de Literatura no sólo trae consigo la consagración mediática y el dinero a manos llenas para los afortunados ganadores, también arriban la polémica y la revaloración de la obra bajo la óptica del premio recibido. De esto y más tratan precisamente estas viñetas publicadas en Letras libres con el sugerente título “El Nobel en la picota”. Aquí los comentarios sobran, mejor lean estas páginas, breves pero enfáticas, sobre Gabriel García Márquez, Toni Morrison, Darío Fo, José Saramago y J. M. G. Le Clézio.

lunes, mayo 04, 2009

El futuro ya está aquí


O quizás sería más preciso decir que el futuro acaba de llegar a Gran Bretaña. El diario The Guardian lo califica como el cambio más grande en el mundo de los libros desde que Gutenberg inventara la imprenta. Y los lectores del resto del mundo no podemos más que experimentar una saludable dosis de envidia ante la fortuna de nuestros pares londinenses, quienes sólo tienen que pararse frente a la Espresso Book Machine, realizar su pedido y esperar cinco minutos para que el libro escogido salga de las entrañas de la bendita máquina. Y por la H nos enteramos de su existencia gracias a un correo de nuestro amigo Hernán Antonio Bermúdez, quien nos remitió la nota publicada el pasado 24 de abril bajo el título Revolutionary Espresso Book Machine launches in London. Allí se podrán enterar, entre otras cosas, que el “menú” de esa máquina bendita consta, por ahora, de 500,000 títulos (y para el final del verano serán un millón), imprime 100 páginas por minuto y su costo es de 175 mil dólares, inversión que su dueño espera redimir para el fin de este año. Máquinas similares ya funcionan en USA, Canadá, Australia y en la Biblioteca Alejandrina de Egipto.

domingo, mayo 03, 2009

Volpi, Chávez y Obama


A veces la haraganería es de tal magnitud que no se piensa mucho al "llenar" los títulos de las entradas de este blog, apenas la enumeración de los apellidos de los implicados y basta, pero en este caso era inevitable, incluso pudieron ser cuatro, si hubiera añadido a Galeano, cuyas venas abiertas están en la médula del texto de Jorge Volpi titulado El alma de América Latina, que reproduce hoy el suplemento Babelia, del diario El País. Allí Volpi reflexiona sobre el regalo de Chávez a Obama y, entre otras cosas, afirma que “podrán decirse muchas cosa sobre esta obra de culto de la izquierda latinoamericana, que es maniquea o extremista, que distorsiona o exagera, pero nadie sale indemne de su lectura: ante este abigarrado relato de las vejaciones -en su mayor parte ciertas- que América Latina ha sufrido a manos de Estados Unidos, uno no puede sino terminar escandalizado. Publicada en 1971, y elevada al inmediato rango de best seller en lengua española -setenta ediciones hasta 2007-, no esconde su interpretación marxista ni sus ataques al capitalismo y al imperialismo. Si en 1969 el Zavalita de Vargas Llosa se preguntaba en Conversación en La Catedral: "¿En qué momento se jodió el Perú?", Galeano se demoró apenas dos años en dar su respuesta para América Latina. Su horizonte teórico, la llamada "teoría de la dependencia", hacía recaer todos los males de la región en los otros: los explotadores europeos y luego estadounidenses que no han dejado de enriquecerse a sus expensas.”