La actual crisis en Honduras, tras el golpe de estado del pasado 28 de junio contra el presidente Zelaya, ha motivado a las agencias extranjeras a destacar enviados especiales para que analicen con objetividad la situación, en vista que la prensa nacional, salvo rarísimas y honrosas excepciones, ha manejado una posició sesgada, del lado de los golpistas y de los partidarios del gobierno de facto. Por ejemplo, la tarde de hoy en una cadena de radio cubrían el tema de los manifestantes heridos durante las protestas en San Pedro Sula, pero ¡sólo entrevistaban a los oficiales de la policía! Obviamente, los jefes policiales aseguraban, en un galimatías deplorable, que no habían golpeado a los manifestantes, pero que sí habían utilizado "la fuerza necesaria" (¿?) (Favor ver foto arriba para ilustrar dicho "criterio"). Mientras tanto, un corresponsal de Radio Progreso destacado en San Pedro Sula informaba desde el lugar de los hechos y confirmaba la gran cantidad de heridos que habían ingresado al hospital Mario Rivas.
Y así hemos estado desde que comenzó este viacrucis para el pueblo hondureño; mientras tanto, algunos medios europeos, como El País de España, demuestran su desconocimiento de la realidad nacional al plantear una encuesta por internet para conocer la opinión del pueblo hondureño sobre la unánime condena internacional contra los golpistas; lo risible es que la mayor parte de nuestros connacionales no tiene acceso a internet, entonces los votos que reciban provendrán masivamente del mismo sector pudiente que está de acuerdo con la expulsión de Zelaya.
"Cosas veredes, Sancho amigo..."
Pero volviendo al tema, una muestra del trabajo de los enviados especiales puede leerse en la Agencia de Noticias de la República Argentina. La nota completa pueden leerla aquí, y abajo pueden ver un extracto.
"...la batalla que Zelaya está ganando por mucho en el exterior con el respaldo a su figura de la ONU, OEA, MERCOSUR, Alba, Unión Europea y Estados Unidos, se invierte cuando se palpa la realidad local. Es que en este territorio de poco menos de 8 millones de habitantes y en donde más del 60% vive en la pobreza según datos de la CEPAL, casi todo el aparato informativo y periodístico está volcado a defender la asonada militar. No hay noticiero televisivo que deje de tratar a Zelaya como un delincuente, que niegue la caracterización de "golpe de Estado" y que llame a la población a no sumarse a los "subversivos" que sólo intentan "instaurar el caos" en el país. Las alusiones al destino divino de los golpistas porque "actúan de acuerdo a los preceptos de la Iglesia" y los mensajes de calma bajo la fachada de que la dictadura se comprometió a convocar a elecciones "en tiempo y forma", se encuentran en cualquier conductor de informativo. Uno de esos noticieros fue más allá aún y lanzó una encuesta para saber "si los hondureños están de acuerdo en dejar entrar a los enviados de la OEA", bajo un argumento tan lineal como arcaico: José Miguel Insulza, su titular, pertenece al Partido Socialista chileno y por ende la resolución que impulsó contra el golpe "fue meramente ideológica". Frente a esto, los seguidores de Zelaya parecen David ante al gigante: salen con las caras tapadas para evitar que los reconozcan, no tienen líderes visibles porque están amenazados, no programan actividades porque se las prohíben y entonces optan por la sorpresa y el modo de comunicarse se limita al viejo graffiti y la pedrada. Muy poco frente al aparato oficial, sobre todo si se tiene en cuenta que los pocos medios que se animaron a enfrentar al régimen sufrieron persecuciones, amenazas, encarcelamientos y hasta terribles golpizas, tal como le sucedió a un colega radial de la ciudad de San Pedro Sula..."
"...la batalla que Zelaya está ganando por mucho en el exterior con el respaldo a su figura de la ONU, OEA, MERCOSUR, Alba, Unión Europea y Estados Unidos, se invierte cuando se palpa la realidad local. Es que en este territorio de poco menos de 8 millones de habitantes y en donde más del 60% vive en la pobreza según datos de la CEPAL, casi todo el aparato informativo y periodístico está volcado a defender la asonada militar. No hay noticiero televisivo que deje de tratar a Zelaya como un delincuente, que niegue la caracterización de "golpe de Estado" y que llame a la población a no sumarse a los "subversivos" que sólo intentan "instaurar el caos" en el país. Las alusiones al destino divino de los golpistas porque "actúan de acuerdo a los preceptos de la Iglesia" y los mensajes de calma bajo la fachada de que la dictadura se comprometió a convocar a elecciones "en tiempo y forma", se encuentran en cualquier conductor de informativo. Uno de esos noticieros fue más allá aún y lanzó una encuesta para saber "si los hondureños están de acuerdo en dejar entrar a los enviados de la OEA", bajo un argumento tan lineal como arcaico: José Miguel Insulza, su titular, pertenece al Partido Socialista chileno y por ende la resolución que impulsó contra el golpe "fue meramente ideológica". Frente a esto, los seguidores de Zelaya parecen David ante al gigante: salen con las caras tapadas para evitar que los reconozcan, no tienen líderes visibles porque están amenazados, no programan actividades porque se las prohíben y entonces optan por la sorpresa y el modo de comunicarse se limita al viejo graffiti y la pedrada. Muy poco frente al aparato oficial, sobre todo si se tiene en cuenta que los pocos medios que se animaron a enfrentar al régimen sufrieron persecuciones, amenazas, encarcelamientos y hasta terribles golpizas, tal como le sucedió a un colega radial de la ciudad de San Pedro Sula..."
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