En un artículo publicado en The New York Times, y a propósito de su novela 1Q84, cuyo tercer volumen acaba de publicar Tusquets, Haruki Murakami indaga en el carácter que tienen, y tendrán, las ficciones del siglo XXI en contraposición a las del siglo anterior, ya que el autor japonés considera, como si fuese un axioma, que “el papel de una historia es mantener la solidez del puente espiritual construido entre el pasado y el futuro. Nuevas morales y orientaciones emergen con bastante naturalidad de tal empresa. Para que ello suceda, primero debemos respirar profundamente el aire de la realidad, el aire de las cosas como son, y debemos encarar pródigamente y sin prejuicios la forma en que las historias están cambiando dentro de nosotros. Debemos acuñar nuevas palabras a tono con el ritmo de ese cambio”.
Murakami también considera que a las ficciones no las debe obsesionar la moral, por el contrario, reitera que “que el objetivo propio de una historia no es juzgar lo que está bien y lo que está mal, lo bueno y lo malo. Lo más importante es que determinemos si, en nuestro interior, los elementos variables y tradicionales avanzan armónicamente, determinar si las historias individuales y comunes se suman en la raíz en nuestro interior”.
Lo que no niega el autor japonés es el hecho que a la ficción narrativa le es privativa la función de “convertir todo en una historia” y, sobre todo, de “mantener la solidez del puente espiritual construido entre el pasado y el futuro” y, para alcanzar ese propósito “debemos respirar profundamente el aire de la realidad, el aire de las cosas como son, y debemos encarar pródigamente y sin prejuicios la forma en que las historias están cambiando dentro de nosotros. Debemos acuñar nuevas palabras a tono con el ritmo de ese cambio”.
Finalmente, Murakami señala que "en 1Q84 no muestro el futuro cercano de George Orwell, sino lo contrario –el pasado cercano– de 1984. ¿Qué hubiera pasado en el caso de un distinto 1984, no el original que conocemos sino otro 1984 transformado? ¿Y qué pasaría si repentinamente nos lanzaran a ese mundo? Habría, por supuesto, tanteos hacia una nueva realidad”. Además, desarrolla la idea de las dos realidades, que explica de la siguiente manera: “En la brecha entre Realidad A y Realidad B, en la inversión de realidades, ¿en qué medida podríamos preservar nuestros valores recibidos y, al mismo tiempo, qué tipo de nueva moral podríamos llegar a parir? Este es uno de los temas de mi trabajo. Dediqué tres años a escribir esta historia, tiempo durante el cual simulé en mí su mundo hipotético. El caos sigue ahí, en perfecta forma”.
Si quieren disfrutar de un adelanto del Libro 3 de 1Q84, hagan click aquí, y el texto completo publicado por The New York Times, lo pueden leer en su versión traducida al español por La Vanguardia.
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