¿Qué lugar ocupa la poesía en la vida cotidiana? ¿Cómo le va ante competidores tan poderosos como el rock o el fútbol? ¿Se transformará ante la masificación de los medios? En su artículo “Ovidio en el iPod” (publicado en la edición de Letras Libres correspondiente a enero de 2008), el escritor mexicano José Emilio Pacheco analiza las múltiples paradojas de un género que, hoy día, es pura resistencia. Y finaliza señalando que: “La paradoja final de la poesía, que acaso explique su aislamiento, es ser mala conductora de la dicha y el placer, y en cambio receptáculo privilegiado de la negatividad del mundo. Sus topoi, o lugares comunes o temas privilegiados, son los mismos siempre en todas las lenguas, en todas las épocas, en todas las culturas: el dolor, la muerte, el paso del tiempo, lo efímero de nuestra experiencia de la vida. Y sin embargo, por obra y gracia del arte, el sufrimiento se transforma en un goce que sólo puede dar la poesía y gracias al verso se logra decir lo que nada más es posible expresar en un poema”. Recomiendo su lectura a todos los poetas, especialmente a mis amigos Jorge Martínez y Marco Antonio Madrid, con quienes hemos compartido largas conversaciones sobre el tema.
domingo, enero 27, 2008
Los poetas, el iPod y la vida
¿Qué lugar ocupa la poesía en la vida cotidiana? ¿Cómo le va ante competidores tan poderosos como el rock o el fútbol? ¿Se transformará ante la masificación de los medios? En su artículo “Ovidio en el iPod” (publicado en la edición de Letras Libres correspondiente a enero de 2008), el escritor mexicano José Emilio Pacheco analiza las múltiples paradojas de un género que, hoy día, es pura resistencia. Y finaliza señalando que: “La paradoja final de la poesía, que acaso explique su aislamiento, es ser mala conductora de la dicha y el placer, y en cambio receptáculo privilegiado de la negatividad del mundo. Sus topoi, o lugares comunes o temas privilegiados, son los mismos siempre en todas las lenguas, en todas las épocas, en todas las culturas: el dolor, la muerte, el paso del tiempo, lo efímero de nuestra experiencia de la vida. Y sin embargo, por obra y gracia del arte, el sufrimiento se transforma en un goce que sólo puede dar la poesía y gracias al verso se logra decir lo que nada más es posible expresar en un poema”. Recomiendo su lectura a todos los poetas, especialmente a mis amigos Jorge Martínez y Marco Antonio Madrid, con quienes hemos compartido largas conversaciones sobre el tema.
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